Opinión | Entre ratas anda el hueso

 

Vivimos en tiempos donde nuestros políticos pelean por un trozo de pan duro mientras que el pueblo va dando tumbos sin saber a dónde ir. El pueblo hoy día no sabe el poder que tiene y vive anclado en casa sin reclamar por unos derechos que van recortando y recortando sin siquiera hacer el amago de querer salir de casa. Muchas veces he visto en redes sociales la historia de "soy español, a qué quieres que te gane" refiriéndose a Francia. Pues yo te diré en lo que nos ganan. Nos ganan en pelear por lo que de verdad importa y no por ganar un trofeo en un torneo deportivo. A ellos les suben la edad de jubilación y salen a combatir, les bajan los sueldos y salen a luchar, les recortan derechos y salen a manifestarse. Aquí, mientras tanto, nos quedamos en el sofá criticando por redes sociales porque hace frío en la calle. 

Si bien es cierto que no tenemos unos políticos a la altura, tampoco la sociedad lo está. Tenemos a una izquierda que mira demasiado a la derecha, dando la espalda a sus propios votantes cuando ven peligrar su propia parte del pastel, tenemos a una derecha que se confunde con la ultraderecha por tal de no dar alas a aquello que, casi, los destierra del panorama político. Para acabar, los nuevos partidos de un lado y de otro intentan confundir aun más con diatribas y discursos manidos para luego acabar demostrando lo que son, un fracaso más de una sociedad harta de tanta tontería y de políticos de medio pelo. 

Al final, todo se resume en ratas peleando por el hueso cada cuatro años porque, seamos sinceros, una vez se acaban las elecciones, ni los grandes partidos de izquierda miran por sus votantes, ni los de la derecha miran por algo que no sea su propio interés. Luego tenemos a las crías de la izquierda, dando vergüenza ajena entre aquellos ilusos que los votaron viendo que no están a la altura de lo que prometieron y los borregos de derechas confiando en una ultraderecha que no entiende por qué han dejado de votarles en masa cuando sus simpatizantes suman dos más dos y les dan decimales. 

Cuando vengan las elecciones se acuerdan de que el pueblo sigue sufriendo y luchando por llegar a final de mes entre un alquiler abusivo, unas facturas de luz estratosféricas y un precios de la comida que llegan a ser prohibitivos para una familia que ya no es que quiera vivir, es que solo quiere sobrevivir sin que el agua le suba del cuello. Será entonces cuando las obras vuelvan a las calles, los trabajadores vuelvan a ser contratados con dinero público y los representantes del pueblo se acuerden de que son el pueblo y trabajan para ellos. Mientras tanto el pueblo se queda en casa, mirando el esperpento que tenemos por clase política y, al llegar las elecciones, se queda en casa mirando por la tele lo que pasa, porque saben que al final del día, son las mismas ratas luchando por un hueso sin importarles nada más. 

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