Demonios

Roberto quedó impactado al darse cuenta de lo que veía era realidad, y no un sueño como él pensaba. Lo que veía ante sí él era espléndido y a la vez terrorífico. A varias decenas de metros se alzaba un gran muro de varias decenas de metros de piedra negra como obsidiana, en el cual era coronado un unas rejas altas en color dorado con miles de puntas afiladas señalando al cielo rojizo. Tenía varias torres altas redondas acabadas en cúpula de color dorado, donde se llegaba a divisar una especie de persona asomada a una ventana de varios metros de ancha.

En el centro del muro se alzaba una puerta dorada donde los amasijos de hierros se mezclaban con madera y figuras de piedra, dibujando una puerta majestuosa pero inalcanzable, en la cual en la parte de arriba, presidiéndola, el mismo símbolo de de la cruz al revés con tonos rojos en el centro de la misma. Al lado de la puerta varios monjes con capucha y capa moradas, anunciaban la llegada con un gran cuerno que resonaba haciendo temblar la tierra. Al cabo de unos segundos, la puerta emitió un crujido y se abrió lentamente, como si fuera tirada por toros o algún animal enorme con una fuerza descomunal.

Roberto entró por detrás de aquel especie de monje o druida que lo escoltaba hacía el interior, donde alguien sentado en un banco de piedra negra se dirigió al monje.

- Llegas tarde Hórtrux, como siempre.

- Cuando encontré a este, que estaba perdido, como todos-dijo mirando a Roberto con desidia.

-Te están esperando en el Montaet, para ver donde mandan a esta joya.

- ¿Qué es eso?- preguntó Roberto temeroso.

- Es el Juicio, donde se te juzgará por tus hazañas y se te encomendará un trabajo- dijo el monje sentado sin apenas mirarlo.

Sin más siguieron caminando hasta llegar a un edificio de piedra tallada con miles de gárgolas, ángeles caídos y miles de formas fantasmales, donde una gran puerta de madera lisa se alzaba ante ellos, cortándoles el paso. Hórtrux susurró unas palabras y la puerta se abrió lentamente dejando salir un aire gélido, algo inusual para estar donde estaban.

Entraron tranquilamente, la nave presentaba un suelo de cristal transparente, y unas columnas de mármol negro, con filigranas en oro, siguieron caminando hasta que otra puerta de madera, esta vez con la palabra Montaet arriba anunciaba el principio del final para Roberto, la puerta se abrió esta vez rápidamente y sin falta de palabras de Hórtrux, que lo instó a que entrara rápidamente. En el centro de la sala una larga mesa de madera presidía la sala con tres monjes, uno en el centro y dos a los lados. El del centro llevaba la capa roja brillante, y los dos de cada lado vestían con capa negra, como Hórtrux. Enfrente de la mesa había una silla de piedra, tallada con el mismo símbolo de la cruz alreves en el reverso de la silla.

-Sientate, novicio- dijo la voz fuerte y grave. Roberto se sentó y miró al monje que presidía la mesa.

-Mira abajo, ten respeto novicio.-dijo y Roberto agachó la cabeza al momento.

-Comienza el Juicio por su vida de Roberto Vázquez Saver- dijo el monje que presidía, mientras lo miraba fijamente, y pudo atisbar que el miedo recorría su cuerpo, mientras los ojos del monje se encendían de un color rojizo, se encendían de poder.

6 comentarios:

  1. Waaaaaaaaaaaaaw, Pobre Robertoooo!!!!!! xD me ha encantado!!!! Aunk al principio del escrito repites algunas palabras!!! fijate :) Lo demas está genial :) Un besito :)

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  2. Esta muy bien!! No me he leído anteriores entradas por falta de tiempopero si eso lo haré cuando pueda, me gusta como está escrito.

    BEsos!!

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  3. Esta muy bien Jesus y coincido con bea repites al principio pero está genial.

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  4. Dios, increible!
    Describes de una manera asombrosa!

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