Circo Negro, ¿Un Nuevo Futuro?
Hacía una hora de la reunión con sus Maestros y aun sentía la mano agarrotada y el cuerpo en tensión. Su nuevo cuerpo para esta misión estaba comenzando a pasarle factura pero así debía ser pues así había sido impuesto por sus Maestros. Suspiró y se subió al camión para comandar la comitiva que los llevaría a un pueblo pequeño para comenzar a preparar las nuevas funciones del difundo Circo Maravillas. Todo estaba preparado, hasta las malas noticias, así que sólo hacía falta disfrutar del viaje y ver las reacciones de su nueva empresa, una empresa que según las expectativas, comenzaba a ponerse interesante. Marc, todavía sacaba a relucir su orgullo de vez en cuando y eso, aunque a veces molesto, motivaba a Roberto para poner en prácticas las artes que su maestro le había enseñado para ese tipo de hombres. Sonrió mientras ordenaba al conductor que prefería circular por las carreteras secundarias y evitar las autopistas. Lo que estaba preparado no debía ser visto por demasiadas personas, aún.
La comitiva la formaban cuatro grandes camiones azules, con el nombre de "El Circo Maravillas" algo que debía cambiar pero ahora mismo no era importante, ocho caravanas y tres camiones medianos que transportaban a los animales que aun quedaban en el circo. Comenzó una conversación productiva con el chófer, interesándose por su familia y por las de todos en particular ya que siempre debía de estar pendiente y alerta de lo más importante para cada uno de los trabajadores de su nuevo circo. Nunca sabía cuando le haría falta una sutil amenaza o una sugerencia clara y concisa cuando las acciones que tenía prevista comenzaran a suceder, y por lo que bien sabía, no iban a ser fácil, pero para eso aun quedaba, ya que al principio pensaba probarlos a todos para saber hasta donde eran capaces de llegar para salvar a su familia y su empleo, y aquello iba a empezar en el pueblo al que se dirigían. El pueblo estaba en la sierra, rodeado de grandes bosques. Pequeñas aldeas rodeaban al mismo mientras que todos acudían al pueblo para hacer sus compras.
Tras casi dos horas de viaje, Roberto decidió hacer una parada en una bar de una gasolinera y decidió que todos debían comer algo, o al menos suministrarse abastecimiento para la hora de viaje que les quedaba. Era importante ir ganándose la confianza de ellos, y además era un sitio casi abandonado, y era el momento perfecto para poner en práctica su primera parte del plan de "saneamiento". Entraron todos en el bar, mientras el dueño sonreía abiertamente previendo la caja que iba a hacer con semejante ejército de personas. Lo que no sabía es que antes de acabar la comida iba a invitarles a todos tras una conversación muy interesante con él, de mientras los camiones eran aparcados en el aparcamiento y en los alrededores de la gasolinera, ya que los grandes tráilers que transportaban el circo en su totalidad eran enormes. Mientras la cocina comenzaba a ir a pleno rendimiento, la conversación la comenzó Roberto en su mejor tono conciliador.
- Bienvenidos a la primera comida de empresa del nuevo Circo Maravillas. Esta primera corre a mi cargo, así que pueden pedir lo que necesiten y sólo les pido que disfruten del almuerzo, para lo que necesiten aquí llega nuestro camarero...
Casi hora y media después de comer, Marc se levantó, sorprendiendo a su nuevo socio ofreciendo un brindis por su nuevo amigo, y sin saberlo, su nuevo jefe.
- Brindo por nuestro salvavidas. Brindo por mi nuevo socio y el que conseguirá que el Circo Maravillas vuelva a ser lo que era. El fin del circo nunca llegará porque Roberto estará con nosotros. El Circo Maravillas nunca morirá.
Una vez dichas esas palabras, una fuerte explosión resonó en todo el bar, dejándolos sentados, pálidos y temblando. Nadie se pudo dar cuenta que Roberto estaba sonriendo y acariciando su pequeño bastón que repostaba en su pierna izquierda, el mismo dejó de temblar para evitar males mayores. Fue él, el que primero los invitó, con fingida curiosidad, a salir fuera y ver que había sucedido. Los primeros gritos de terror y lágrimas surcaban las mejillas de algunas malabaristas y payasos mientras veían que las antiguas lonas del circo ardían de forma brutal. Todos miraron con miedo, pena y nostalgia como su futuro se iba por un maldito fuego que jamás sabrían como había sido. Roberto alarmó de que el gran tráiler no había ardido aun así que encomendaba a acercar cubos y cubos de agua para sofocar el fuego en la medida de lo posible, pero una vez estaban todos dentro a por cubos y cubas de agua para sofocarlo, acarició de nuevo su bastón, y el fuego desapareció y las telas comenzaron a enfriarse para que el tráiler no reventara debido al calor y su mezcla con la gasolina.
Los empleados salieron corriendo hacia el tráiller con los cubos pero quedaron parados súbitamente con la estampa que ofrecía el camión, sin fuegos y una especie de fina capa blanca encima de las ajadas lonas que todavía siseaban por las llamas, recién desaparecidas. Todos se giraron al momento a Roberto, quien sonrió y tuvo que dar las explicaciones oportunas, o al menos las que esperaban o fueran más lógicas.
- Sé que esperáis que os cuente como han desaparecido las llamas pero me ha resultado imposible verlo ya que me dirigía al bar para animaros y invitaros a ir con rapidez para apagar el fuego y una vez me giré para enfocar vuestro trabajo vi lo mismo que ustedes, dejémoslo en que ha sido un magnífico golpe de suerte, creo que no hay más que decir sobre ello. Seguiremos comiendo y terminaremos el almuerzo al que este buen hombre, - sugirió al dueño del bar mientras acariciaba con el pulgar el bastón - nos invitará ya que no podemos hacer frente a las nuevas lonas y a la comida a la vez. Ha sido un gran contratiempo que tendremos saneado muy pronto, no os preocupéis. Ya, ya, es un golpe duro pero, como bien ha dicho nuestro querido amigo Marc, soy vuestro salvavidas y eso haré, ahora, por favor, acompañen a este pobre hombre cansado hacia su silla para poder terminar este exquisito manjar como el que nos regala este hombre.
El dueño, atontado, sonrió y asintió de forma ostensible para hacer visible su confirmación, Roberto dio unas últimas órdenes a sus hombres.
- Una vez esté totalmente frío, separar la cabeza del tráiler de las lonas tras aparcarlas aquí en el aparcamiento para evitar mayores problemas para los nuevos viajeros. Ahora vamos a dentro y brindemos por un nuevo circo - todos le miraron, frunciendo el ceño, pero el seguía callado hasta que al fin todos se sentaron alrededor de la mesa, de la cual él era el que la comandaba, como así debía ser. - Si, amigos míos, debido a este inesperado accidente, el Circo Maravillas ha muerto, y con las nuevas lonas y un nuevo nombre, brindaremos por un nuevo futuro en el que todo lo que deseáis, y deseo, lo tendremos delante de nuestras manos para solo atraparlo y no dejarlo escapar. Bienvenidos al Circo Negro. - alzó la copa y dio un trago largo del excelente vino que aquel hombre le había servido con excepcional servilismo. Todos acabarían haciendo igual, estaba completamente seguro, se iba a encargar personalmente.
* La página de Circo Negro en Papel De Tinta Negra ha sido reinstaurada de nuevo y remodelada para una mayor facilidad a la hora de leer los capítulos atrasados como nuevos. Estarán disponibles todos los capítulos, excepto el último, que será añadido a la página cuando esté disponible un nuevo capítulo de Circo Negro. Gracias a todos.
La comitiva la formaban cuatro grandes camiones azules, con el nombre de "El Circo Maravillas" algo que debía cambiar pero ahora mismo no era importante, ocho caravanas y tres camiones medianos que transportaban a los animales que aun quedaban en el circo. Comenzó una conversación productiva con el chófer, interesándose por su familia y por las de todos en particular ya que siempre debía de estar pendiente y alerta de lo más importante para cada uno de los trabajadores de su nuevo circo. Nunca sabía cuando le haría falta una sutil amenaza o una sugerencia clara y concisa cuando las acciones que tenía prevista comenzaran a suceder, y por lo que bien sabía, no iban a ser fácil, pero para eso aun quedaba, ya que al principio pensaba probarlos a todos para saber hasta donde eran capaces de llegar para salvar a su familia y su empleo, y aquello iba a empezar en el pueblo al que se dirigían. El pueblo estaba en la sierra, rodeado de grandes bosques. Pequeñas aldeas rodeaban al mismo mientras que todos acudían al pueblo para hacer sus compras.
Tras casi dos horas de viaje, Roberto decidió hacer una parada en una bar de una gasolinera y decidió que todos debían comer algo, o al menos suministrarse abastecimiento para la hora de viaje que les quedaba. Era importante ir ganándose la confianza de ellos, y además era un sitio casi abandonado, y era el momento perfecto para poner en práctica su primera parte del plan de "saneamiento". Entraron todos en el bar, mientras el dueño sonreía abiertamente previendo la caja que iba a hacer con semejante ejército de personas. Lo que no sabía es que antes de acabar la comida iba a invitarles a todos tras una conversación muy interesante con él, de mientras los camiones eran aparcados en el aparcamiento y en los alrededores de la gasolinera, ya que los grandes tráilers que transportaban el circo en su totalidad eran enormes. Mientras la cocina comenzaba a ir a pleno rendimiento, la conversación la comenzó Roberto en su mejor tono conciliador.
- Bienvenidos a la primera comida de empresa del nuevo Circo Maravillas. Esta primera corre a mi cargo, así que pueden pedir lo que necesiten y sólo les pido que disfruten del almuerzo, para lo que necesiten aquí llega nuestro camarero...
Casi hora y media después de comer, Marc se levantó, sorprendiendo a su nuevo socio ofreciendo un brindis por su nuevo amigo, y sin saberlo, su nuevo jefe.
- Brindo por nuestro salvavidas. Brindo por mi nuevo socio y el que conseguirá que el Circo Maravillas vuelva a ser lo que era. El fin del circo nunca llegará porque Roberto estará con nosotros. El Circo Maravillas nunca morirá.
Una vez dichas esas palabras, una fuerte explosión resonó en todo el bar, dejándolos sentados, pálidos y temblando. Nadie se pudo dar cuenta que Roberto estaba sonriendo y acariciando su pequeño bastón que repostaba en su pierna izquierda, el mismo dejó de temblar para evitar males mayores. Fue él, el que primero los invitó, con fingida curiosidad, a salir fuera y ver que había sucedido. Los primeros gritos de terror y lágrimas surcaban las mejillas de algunas malabaristas y payasos mientras veían que las antiguas lonas del circo ardían de forma brutal. Todos miraron con miedo, pena y nostalgia como su futuro se iba por un maldito fuego que jamás sabrían como había sido. Roberto alarmó de que el gran tráiler no había ardido aun así que encomendaba a acercar cubos y cubos de agua para sofocar el fuego en la medida de lo posible, pero una vez estaban todos dentro a por cubos y cubas de agua para sofocarlo, acarició de nuevo su bastón, y el fuego desapareció y las telas comenzaron a enfriarse para que el tráiler no reventara debido al calor y su mezcla con la gasolina.
Los empleados salieron corriendo hacia el tráiller con los cubos pero quedaron parados súbitamente con la estampa que ofrecía el camión, sin fuegos y una especie de fina capa blanca encima de las ajadas lonas que todavía siseaban por las llamas, recién desaparecidas. Todos se giraron al momento a Roberto, quien sonrió y tuvo que dar las explicaciones oportunas, o al menos las que esperaban o fueran más lógicas.
- Sé que esperáis que os cuente como han desaparecido las llamas pero me ha resultado imposible verlo ya que me dirigía al bar para animaros y invitaros a ir con rapidez para apagar el fuego y una vez me giré para enfocar vuestro trabajo vi lo mismo que ustedes, dejémoslo en que ha sido un magnífico golpe de suerte, creo que no hay más que decir sobre ello. Seguiremos comiendo y terminaremos el almuerzo al que este buen hombre, - sugirió al dueño del bar mientras acariciaba con el pulgar el bastón - nos invitará ya que no podemos hacer frente a las nuevas lonas y a la comida a la vez. Ha sido un gran contratiempo que tendremos saneado muy pronto, no os preocupéis. Ya, ya, es un golpe duro pero, como bien ha dicho nuestro querido amigo Marc, soy vuestro salvavidas y eso haré, ahora, por favor, acompañen a este pobre hombre cansado hacia su silla para poder terminar este exquisito manjar como el que nos regala este hombre.
El dueño, atontado, sonrió y asintió de forma ostensible para hacer visible su confirmación, Roberto dio unas últimas órdenes a sus hombres.
- Una vez esté totalmente frío, separar la cabeza del tráiler de las lonas tras aparcarlas aquí en el aparcamiento para evitar mayores problemas para los nuevos viajeros. Ahora vamos a dentro y brindemos por un nuevo circo - todos le miraron, frunciendo el ceño, pero el seguía callado hasta que al fin todos se sentaron alrededor de la mesa, de la cual él era el que la comandaba, como así debía ser. - Si, amigos míos, debido a este inesperado accidente, el Circo Maravillas ha muerto, y con las nuevas lonas y un nuevo nombre, brindaremos por un nuevo futuro en el que todo lo que deseáis, y deseo, lo tendremos delante de nuestras manos para solo atraparlo y no dejarlo escapar. Bienvenidos al Circo Negro. - alzó la copa y dio un trago largo del excelente vino que aquel hombre le había servido con excepcional servilismo. Todos acabarían haciendo igual, estaba completamente seguro, se iba a encargar personalmente.
* La página de Circo Negro en Papel De Tinta Negra ha sido reinstaurada de nuevo y remodelada para una mayor facilidad a la hora de leer los capítulos atrasados como nuevos. Estarán disponibles todos los capítulos, excepto el último, que será añadido a la página cuando esté disponible un nuevo capítulo de Circo Negro. Gracias a todos.
Sin palabras *-*
ResponderEliminarLo del incendio me ha fascinado y como Roberto maneja los hilos..
Que ganas de continuar!
Otro grandísimo capítulo y gran forma de acabar con el Circo Maravillas y darle paso al Circo Negro. Estoy deseando saber cuáles serán las aventuras que les esperan.
ResponderEliminarMuchísimos besos mi niño!!!
Te amo muchísimo mi vida!!!