Circo Negro, La Caza, I

* Noche anterior a la función.

Carles había quedado con la pareja de ancianos que tenía que asesinar para simplemente valorarlos y ver de que manera podrían ser recaudados para las Tierras Rojas. Quería saber si tenían familia, perro, o algo que quisieran con lo que poder jugar, pero resultó que, si seguían en el circo era por un motivo. Se acercó a la caravana de ambos a las seis y media con un pastel de chocolate que seguro disfrutarían. Siempre ha considerado gracioso que sea el mismo asesino quien les dé "la última cena". Y así sería, pues ellos no ingerían comida alguna el mismo día de una función. Llamó a la puerta cuando viento del oeste comenzaba a desperezarse para disfrutar del paseo. Francisco abrió con una sonrisa puesta, su clásica sonrisa desde tiempos casi inmemoriales.

- Hombre, Carles, buenas tardes y bienvenido a mi palacio rodante. ¿Qué nos traes? Uh, tarta de chocolate, - acertó cuando el chico le enseñó la tarta. - A nuestra edad y con la azúcar... pero ¡demonios! lo que no te mata te hace más fuerte.

- Claro Francisco, hay que vivir la vida que siempre será corta. - reía porque al fin se haría realidad eso de matarlo antes que hacerlo fuerte. - ¿Puedo pasar? Empieza a hacer frío... - miró a ambos lados simulando miedo y pronto su anfitrión cedió parte de la puerta para que pasara.

- Carol está en nuestro amplio salón, pasa y enséñale la tarta, verás lo que te dice...

Y eso hizo. Dio tres pasos a la izquierda y vio a la anciana recostada en el sofá leyendo un ajado libro titulado Bodas de sangre de Federico García Lorca. No pudo hacer otra cosa que volver a reírse. Bodas de sangre, curioso el título para ser el último que leería en su vida y por como acabarían en un día a lo sumo. Carol, tomando esa sonrisa por cordial, se la devolvió.

- ¿Tarta? Eso no nos viene nada bien señorito, somos mayores y tenemos que cuidarnos. Creo que yo no tomaré hoy, y tú, Francisco, comerás a escondidas así que mejor que lo hagas delante mía y pueda controlarte. - comentó señalándole y sonriendo al pequeño.

- Vamos señora, es un regalo, no me haga ese desplante de no tomar siquiera una pequeña porción... Además, la he comprado en la pastelería del pueblo que tanto le gusta...

- Bueno, bueno, si por no quedar mal tengo que comer un poco, mejor que sea de esa pastelería, - guiñó un ojo, - pero vamos siéntate, prepararé café y hablaremos un poco verdad, ¿cielo?

- Tanto como tarta se coma, Carol.

Rieron ante las ocurrencias del pequeño. Ambos pensaban que era una bendición el haberle conocido y así animar su estancia en el Circo Negro. Un circo que estaba en decadencia y que gracias al entusiasmo e ilusión de su nuevo dueño, había levantado y estaba en proceso de regresar a la gloria. Algo que esperaban ver si la vida los dejaba y así demostrar a sus respectivas familias que no estaban locos por decidir quedarse en el circo y no ingresar en una residencia para ancianos. "La antesala del ataúd" como decía Carol. Aquel pequeño y su tío les habían devuelto las ganas de vivir y de luchar por su profesión y su futuro, aunque ellos sabían bien que ese futuro no se acercaría a la década en sus mejores aspiraciones. Con estas ensoñaciones, ella respondió.

- ¡Demonios! Trae esa tarta, por una vez daré la razón al cabezota este, no nos matará y si lo hace moriremos hartos y felices.

- Al menos déjame mañana terminar la función y luego podemos morir hartos.

Las carcajadas de la pareja eran acompañadas por la sonrisa del chico que reía pensando que sus palabras serían hechos más pronto que tarde, y si había poca suerte, sería hasta antes de la función, lo que sería una pena para la función y para el morbo posterior pues se perdería la típica frase "Y estaban tan felices actuando y ahora..." Piensa que está mejor muerto que vivo y, por primera vez, agradece a su tío su asesinato. Continuó sonriendo, esta vez casi deja escapar sus sensaciones, algo que la anciana pilló al vuelo.

- Te veo feliz chico. ¿Agradeces mucho a tu tío esta nueva vida verdad?

- Eh.. la verdad que sí, aunque lo de mis padres jamás lo olvidaré, está haciendo mucho esfuerzo por mí. - una vez recobrado de la pregunta indiscreta, se crece y continúa. - Mis padres eran jóvenes, se llevaban trece años de diferencia porque mi tío fue un embarazo joven. Todo esto lo sé por mis padres que me contaban sus historias y eso, y bueno, mi madre llegó la última y hablaban pero no tanto como querían. Se veían en los cumpleaños y fiestas pero poco más aparte del teléfono. Una vez mis padres fueron al cielo... - pequeñas lágrimas surcaban sus mejillas, se recompuso un poco y continuó. - Mi tío dijo que se quedaba conmigo para cuidarme. Dijo que nadie mejor que mi propia familia y que tenía un negocio próspero. Hubiera dado igual pues nadie más se interesó por mi... - encogió los hombros con resignación. - pero feliz por estar con mi tío y aprender.

- Pues eso chico, siempre hay que mirar al futuro pero, escúchame, jamás olvides a tus padres. Dieron la vida porque crecieras, y eso jamás debes menospreciarlo.

Eso fue un golpe bajo para él. No los recordaba demasiado pese a que seguían viviendo. ¿Se acordarían ellos de él? Siempre ha tenido curiosidad pero su Maestro Hórtrux jamás le ha dejado saber si lo recordaban o no. Piensa que sí. Cree que sí. Sacudió levemente la cabeza y tras recomponerse, giró la dirección a un sitio más seguro.

- Jamás serán olvidados. Traje la tarta, ¿no hay nada para beber? Estos anfitriones hablan mucho pero de hospitalidad... - guiñó un ojo a ambos.

- ¡Es cierto! ¿qué pensaras de nosotros? Francisco, saca café y bebamos un poco. ¿Puedes café? Vale, entonces perfecto. Sigamos hablando, pero antes saca esa tarta. El aroma es demasiado tentador para alguien de mi edad....

Carles sonrió. De nuevo el brillo de sus ojos resplandeció en la caravana. La pareja de ancianos lo tomó por felicidad, y no se equivocaban. Solo que la felicidad, a veces, toma camino distintos para cada persona, y él era de esos que, si se presentaba la ocasión, disfrutaba. E iba a hacerlo. La caza había comenzado.

2 comentarios:

  1. ¡No hace tiempo ni nada que no comentaba (ni me pasaba) por un blog literario! Pero ha sido muy agradable leer este capítulo.
    ¡Abrazotes y a seguir!

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  2. O.O tengo que ponerme al día !!!
    Un beso infinito,
    La Mitad de tu Sonrisa ∞

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