Opinión: Primario

Las personas y las sociedades occidentales se basan en el sentido primario de las cosas. Muy pocas evolucionan y mucho menos pasan al siguiente nivel de la evolución humana. No resulta curioso a estas alturas de la película que muchos individuos se marquen el camino que otros han seguido pese a que el olor final sea el de fracaso. Siguen la estela de lo primario y se dejan llevar por las opiniones de los demás sin llegar a formar jamás una propia o siquiera diferente a lo que te designan. Estamos anclados en una sociedad primaria para todo, aunque muchos marquen tendencia o vayan de modernos. El primario que llevas dentro siempre sale a la luz por mucho que lo escondamos. Las faltas de respeto o educación a veces brillan demasiado.

Nos paramos a pensar en la opinión de los demás para formar antes algo realmente coherente. Aceptamos una y la otra la desechamos por pura pereza, por puro instinto ante algo diferente a lo que deseamos o queremos creer. Da igual que esa persona tenga razón o estés siendo manipulada. No importa. Nos da pereza tener que pensar y aceptamos lo primero que ocurre, sea positivo o negativo. También es muy característico formarte una opinión de una persona en base a lo que los demás piensan de él o ella sin pararte a pensar que, quizás, podrías tomarte la molestia de conocerlo y formar tu opinión propia.

Somos primarios por naturaleza. No conseguimos pasar al siguiente nivel, y todo por el mismo motivo por el que no aceptamos ciertas reglas del juego. ¿Y si probamos a tener opinión propia? ¿Y si sentimos esa adrenalina de formar algo desde nuestras propias experiencias y no recurriendo a las de nuestros amigos, familiares o vecinos? Lo reconozco, tengo mi sentido primario. A veces más de lo que quisiera pero me esfuerzo en si tengo que conocer a alguien o valorar algo, hacerlo por mi mismo y no recurrir a las opiniones de los demás. Empieza por un libro, por una película, por una noticia, y acaba por una persona, por una relación, por una vida.