Opinión | A bajo coste


La hostelería es un negocio muy duro, demasiado sacrificado para lo que te devuelve. Oirás a cocineros enamorados de su trabajo, de que pasar catorce o quince horas delante de una plancha o imaginando platos imposibles por una estrella Michelín les sale rentable. Pero ¿es realmente rentable?

Seguramente en temas económicos si, en difusión y decenas de contratos publicitarios pero ¿y la vida? La pierdes. Ames u odies la hostelería es algo que debes tener muy claro. Si quieres dedicarte a esto ten por seguro que perderás la vida social. Di adiós a los fines de semana, a los festivos, a pasar con tu familia los días importantes como cumpleaños de familia. Despídete de una vida con horarios normales y una relación normal con tu pareja, y todo por una estrella en un papel. Puede serte rentable ahora que vives el éxito, pero bajo de ti hay todo un sub gremio que vive a costa de cuatro miserias en un trabajo donde, generalmente, es más grande nuestro cuarto de baño y donde durante catorce horas das todo de ti para dar de comer a todo el que venga. 

¿Lo haces por el salario? La hostelería es una empresa a bajo coste para los trabajadores. Tienes el doble trabajo por menos de lo que cobraría alguien en otro puesto. Lo consentimos. Somos conscientes de que nos explotan y no nos damos cuenta por tener una cocina donde soñar y ansiar una estrellita. Quizás te salga rentable si eres un soñador y consigues crear tu propio restaurante y que la clientela prefiera tu cocina de autor a un buen plato caliente sin tanta parafernalia. Vivimos en el bajo coste y el cocinero vive perennemente en la cocina. 

¿Días libres? Te los pagamos y vente a trabajar. ¿Descanso? ¿Qué es eso? ¿Vida? ¿Hay algo más allá del timbre para llamar al camarero? 

Si eres cocinero y amas la cocina, me dirás que no tengo razón y que tienes una razón poderosa para aguantar a los más inteligentes que viven mejor a costa de tu trabajo y tu sudor cuantas más horas mejor. Sólo te diré que pienses, porque al final del camino te arrepentirás de no haber disfrutado más de tu familia, una familia que apenas conocerás por crear platos para aquel dueño, y posiblemente amigo, que te despedirá en cuanto falles por primera vez, porque como diría un grande, no es nada personal, son negocios, y la hostelería es de bajo coste.

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