La Princesa De Luz, Isabel

Isabel comenzó los preparativos para su plan. Todo tenía que quedar perfectamente anclado para que todo funcionase. Sabía que no tenía casi tiempo y todo iría muy deprisa. Cogió el abrigo que tenía y tras cortarlo en varias partes cuadradas, tras esto las juntó todas, y las cosió por un pico. Se levantó y tras partir una rama consistente, la unió a las trazas de tela. Sólo sería un poco de distracción, pero le reservaría un tiempo que usaría bastante bien.Tras reforzar el palo a la tela, lo mojó casi todo en aceite. Alzó la mirada e intentó atisbar algún movimiento, pero la noche oscura, solo alumbrada por una luna casi llena, respiraba tranquila y sin miedo. Tenía todavía un par de horas para terminar los preparativos. Elisea no tendría su misma suerte y tendría que enfrentarse con todo el poder que poseía, si realmente era ella.

Ruy no le preocupaba lo más mínimo. Era alguien confiado de su superioridad, y pronto se daría cuenta que no era todo la fuerza bruta. Casi siempre, por no decir siempre, la mente es el arma mejor perfeccionada para la batalla, y él, afortunadamente, tenia poca mentalidad, y ella era experta en aprovechar las debilidades del rival. Abandonó sus pensamientos por un momento para terminar de confeccionarlo todo. Guardó el palo envuelto en seda, y lo colgó en un árbol.Y entonces lo sintió. Su cuerpo se estaba relajando lentamente y su mirada se alzaba poco a poco hacia el cielo. Una pequeña brisa emergió de entre los árboles, haciendo que su vestido se balanceara al ritmo. Pequeños halos de luz azul comenzaron a emerger en el cielo. Isabel sabía que había vuelto, y esta vez, sabiendo qué era, dejaría sentir a todo su cuerpo aquella sensación, el miedo no estaba presente. Respiró profundamente y, tras mirar al cielo, comenzó a hablar.

- Buenas noches...hacía muchos años que no hablábamos.

- Buenas noches, cierto es, pero siempre es buen momento para hablar contigo.

- Claro que sí, ¿de qué me quieres hablar?

- Vengo a avisarte de que no puedes fiarte de todos.Ruy es un canalla, su apariencia de buena persona es sólo fachada. Planea algo realmente duro. Ten más miedo de Ruy que de Elisea, la cual es alguien que desea tiempo en vez de una batalla con alguien a quien teme.

-¿Qué consejo me das?

- Deja escapar a Elisea. Te estará agradecida y realmente te viene bien algo de fama positiva, tus matanzas resuenan demasiado en el mundo.

- Cierto es, pero es lo que se hacer, y lo hago como tu me enseñaste.

- Aprendiste de una maestra, y también debes recordar que por aquello que aprendiste, no estoy a tu lado. Venimos de una estirpe legendaria de asesinos, y debes mantener el honor de tus antepasados, porque muchos hemos luchado para llevar el nombre hasta donde está.

- Y yo lucho cada día para alzarlo aún más, por eso estoy preparando todo esto para el día.

- Acuérdate, Elisea no hará nada contra ti, sólo quiere irse y escapar. Ruy es la amenaza, y no tan débil como aparenta.

- Gracias.

- Ahora me despido hasta un poco antes de la batalla, recuerda que siempre que mires al cielo, verás esas luces azules que te traerán la paz que aquí no consigues...

Entonces un suspiro resonó alrededor haciendo temblar a Isabel. Sintió algo frío en la mejilla, y como acto reflejo, su mano izquierda fue a la misma. Cerró los ojos, y con varias aristas de agua acristalada, sonrió, y tras bajar la cabeza en señal de respeto y nostalgia respondió.

- Gracias mamá.