Anclados En El Tiempo...
Muchos pensamos en aquel momento en el que fuimos felices, navegamos por
recuerdos que nunca se borraran de nuestra mente, soñamos con aquello
que nos pasó una y otra vez porque es la única manera de revivir
pasiones olvidadas. Miles de sensaciones que con el paso inquebrantable
del tiempo se van suavizando por culpa de los besos traicioneros de la
vida...
Muchos nos fijamos en aquellos momentos y queremos volver a repetirlos en nuestras vidas, por eso algunas veces nos enfadamos con el mundo porque pasaron y nunca volverán. Fenecemos en un silencio perpetuo intentando volver al pasado y disfrutar de aquello que olvidamos. Si algún día pudiéramos volver hacia atrás, dirían que a nuestro primer beso, a nuestro primer amor, a aquel sueño que tanto esfuerzo nos costó cumplir,y a otros tantos momentos en los que se basa una simple vida.
Una simple vida que no es nada si nos paramos a pensar en la magnificencia del mundo. Nosotros pasamos un tiempo determinado disfrutando, sufriendo, preocupados, enamorados, sin percatarnos que esos sentimientos ya lo han vivido antes, y seguramente, casi de la misma manera que nosotros. Nadie se pone a pensar en aquellos momentos que les hubiera gustado presenciar, esos instantes que marcaron el futuro de nuestra historia, y basan su vida en no tener internet, móvil, o decenas de aplicaciones para ser felices.
Muchas veces me han preguntado si creía en la reencarnación, y muchas veces he respondido lo mismo. La vida es demasiado bonita para vivirla una sola vez. Ahora se que no respondería una persona, o una edad, me hubiera gustado ser tierra, en agua o viento, para así poder disfrutar de los momentos que han pasado por algún punto del mundo. Disfrutar del arte para la batalla de los romanos, del modo de pensar de Grecia, de miles de historias de amor que se han enterrado en miles de silencios ocultos para que nadie se enterara, en aquella canción de cuna que un bebé escuchaba mientras su madre temblaba a causa del terror de la guerra...
Una vida es demasiado pequeña para disfrutarla plenamente, es demasiado insignificante con la magnificencia del mundo, es algo efímero que pasa miles de veces sin eco alguno, pero es nuestra vida, es nuestro momento y debemos intentar disfrutarlo, sentirlo, hacer lo que sentimos y anhelamos, porque llegará un momento en el que la vida se apagará cómo se apaga una vela consumida por la cera, y es entonces cuando muchos añoraran esos momentos perdidos, aquellos sentimientos que nunca volverán, aquellas miradas que te paraban el corazón, aquel beso de amor que nunca más volverá...
Muchos nos fijamos en aquellos momentos y queremos volver a repetirlos en nuestras vidas, por eso algunas veces nos enfadamos con el mundo porque pasaron y nunca volverán. Fenecemos en un silencio perpetuo intentando volver al pasado y disfrutar de aquello que olvidamos. Si algún día pudiéramos volver hacia atrás, dirían que a nuestro primer beso, a nuestro primer amor, a aquel sueño que tanto esfuerzo nos costó cumplir,y a otros tantos momentos en los que se basa una simple vida.
Una simple vida que no es nada si nos paramos a pensar en la magnificencia del mundo. Nosotros pasamos un tiempo determinado disfrutando, sufriendo, preocupados, enamorados, sin percatarnos que esos sentimientos ya lo han vivido antes, y seguramente, casi de la misma manera que nosotros. Nadie se pone a pensar en aquellos momentos que les hubiera gustado presenciar, esos instantes que marcaron el futuro de nuestra historia, y basan su vida en no tener internet, móvil, o decenas de aplicaciones para ser felices.
Muchas veces me han preguntado si creía en la reencarnación, y muchas veces he respondido lo mismo. La vida es demasiado bonita para vivirla una sola vez. Ahora se que no respondería una persona, o una edad, me hubiera gustado ser tierra, en agua o viento, para así poder disfrutar de los momentos que han pasado por algún punto del mundo. Disfrutar del arte para la batalla de los romanos, del modo de pensar de Grecia, de miles de historias de amor que se han enterrado en miles de silencios ocultos para que nadie se enterara, en aquella canción de cuna que un bebé escuchaba mientras su madre temblaba a causa del terror de la guerra...
Una vida es demasiado pequeña para disfrutarla plenamente, es demasiado insignificante con la magnificencia del mundo, es algo efímero que pasa miles de veces sin eco alguno, pero es nuestra vida, es nuestro momento y debemos intentar disfrutarlo, sentirlo, hacer lo que sentimos y anhelamos, porque llegará un momento en el que la vida se apagará cómo se apaga una vela consumida por la cera, y es entonces cuando muchos añoraran esos momentos perdidos, aquellos sentimientos que nunca volverán, aquellas miradas que te paraban el corazón, aquel beso de amor que nunca más volverá...
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