Tenebris Passiones, Noche Romana II

Roma.
Primavera del 217 a. C.




El miedo comenzó a inundar el cuerpo de Emilia al escuchar las últimas palabras de su amo. Había dicho que era una de sus joyas más preciadas. Se había quedado paralizada mientras que Cneo Cornelio Aculeo ya iba directo en busca de aquel hombre que le había maltratado. Escuchó la voz potente de su amo, y no pudo hacer más que correr hacia su lado y agachar la cabeza en señal de respeto y sumisión.

- Vengo a anunciar algo que le ha pasado a mi esclava antes en las cocinas. - debido a la potente voz, todos giraron la vista hacia él, quien siguió hablando, tranquilo. - Deseo hablar con Marco Porcio Catón.

Todos comenzaron un mar des susurros al escuchar aquel nombre. No era un secreto que era el protegido del dueño de aquella domus, y fue precisamente él y no Catón, quien habló.

- Cneo Cornelio Aculeo, estás en mi casa y te pido respeto. Hablemos en privado los tres y solucionemos este pequeño incidente. - anunció con voz calmada Quinto Fabio Máximo.

- Sea entonces.

Fue entonces cuando el trío de hombres abandonó la estancia para dirigirse al despaño de Fabio Máximo y dejaron a Emilia en mitad de tantos hombres poderosos que no podían parar de susurrar y comentar entre risas lo sucedido. Agradeció en demasía que el atriense viniera a llevársela de nuevo a las cocinas. Fue allí cuando las esclavas comenzaron a lanzar preguntas por doquier. Intentó esquivarlas y se quedó en una de las esquinas, esperando. Su cerebro comenzaba a trabajar a marchas forzadas intentando adivinar lo que estaría pasando en aquel despacho.

 ¿Cómo era posible que un dueño luchara así por una simple esclava? Aquella pregunta rondaba su mente desde que se había quedado prácticamente sola. Las mujeres la habían dejado de lado al escuchar el ruido en el atrio. Sabía por su anterior dueño que no era normal, aunque no podía tener queja de su anterior amo. La había salvado sin tener porque, y parecía que aquella suerte de recién nacida la acompañaba de nuevo. Volvió a escuchar la voz de su amo que la llamaba con fuerza. Acudió casi corriendo.

- Esclava, di que te hizo este hombre. - anunció de nuevo ante todas las personas allí congregadas.

- Me golpeó varias veces en la espalda. - anunció con valor.

- Enseña los golpes. - respondió Cneo con autoridad.

Ella asintió con sumisión y se desvistió un poco por la parte de arriba para que pudieran ver los golpes.

- ¿Y desde cuando tiene importancia los golpes a una esclava? Se los merecen todos y cada uno de ellos. - anunció con parsimonia Quinto Fabio Máximo.

Hubo un murmullo de asentimiento en la estancia, al momento cortado por la voz de Cneo Cornelio Aculeo.

- Es mi esclava, soy su dueño y exijo que esté en condiciones óptimas para los trabajos que le ordene realizar. Quiero una compensación por este daño.

- Veo que tienes en alta estima a esta esclava. Te hará trabajos de muy alto nivel.

Risas acudieron a las gargantas de todos los patricios allí congregados al entender el doble sentido de la frase del dueño de aquella domus. Cneo Cornelio Aculeo se acercó y le susurró algo al oído.

- Muchos sabemos de tus aficiones en la privacidad de tu domus. Exijo una compensación o serán divulgadas, aunque no saldrán de mis labios sino del pueblo de Roma.

- Sea entonces. Marco Porcio Catón recibirá su merecido castigo ante la vista de todos los que nos acompañan. - miró a Cneo Cornelio Aculeo y continuó. - Ahora te acompañaré a la puerta de mi casa para dejarte marchar. Entiendo tus ocupaciones y acepto tus disculpas. - sonrió de forma triunfal.

- Pagarás por esto, pero no será yo quien te de tu justa sentencia, sino el implacable tiempo. Marcho ahora que puedo salir.

Tras girar sobre sus talones tiró de Emilia con fingida rabia y salió de la domus al aire libre donde lo esperaban para llevarlo a Roma.

Una vez por las calles de la ciudad del Tíber, siguieron paseando ajenos al tiempo y a la madrugada, que parecía perder terreno frente al implacable sol que haría aquella mañana. Sin dirigirse palabra alguna, llegaron a la domus donde cada uno siguió su camino hacia sus estancias. Emilia seguía preguntándose porque había intercedido por ella, mientras que casualmente, Cneo Cornelio Aculeo se preguntaba lo mismo camino a la cama.

3 comentarios:

  1. Que fuerte. Yo creo que su amo esta por ella o si no hay algo mas de fondo. Me ha gustado leer algo de tu historia, ya que me gusta como te metes en la piel de los protagonistas y de la Roma de ese siglo. Yo creo que una vez la finalices deberias mandarla a las editoriales

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  2. Que chulo :)
    Enserio yo tampoco entiendo porque intercede por ella.. que quiere sacar con eso?? :3 espero pronto el siguiente!!

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  3. Al fin un nuevo capi!, lo estaba deseando!

    Yo también me pregunto porqué su amo se preocupa tanto por ella... se habrá enamorado de ella o la ve como a una hija a la que proteger? O.o

    Tendré que leerme el siguiente capi para averiguarlo! >.<

    Bs! y feliz 2013!, muak!

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