Sin Más Explicaciones
Con el paso del tiempo, con la marca que las personas han dejado en mi personalidad, puedo decir que nunca me gustó dar demasiadas explicaciones por lo que necesitaba, o necesito hacer en mi vida, y a aquel que las solicitó se acabó yendo con más dudas que certezas ante la insistencia de saber más de lo que te quiero contar, o necesitas saber. Nunca fui de contar mi vida a nadie y no será este el momento en el que cambie.
Las explicaciones son excusas para las acciones que realiza cada persona en su vida, son instantes que vagan por nuestra mente sin dejarnos seguir por tal de que la sociedad no acepte lo que queremos hacer. ¿Por qué dar explicaciones? ¿Por qué pensar en declinar hacer algo cuando tu personalidad te lo pide? Tantas preguntas que hoy nadie se hace por tal de ser igual que las millones de copias que inundan este mundo desahuciado de libertad, fuerza y poder.
No tengo que contarte porque sueño contigo, no tengo porque decirte si aquella persona que se fue de mi vida era más importante de lo que tu nunca fuiste, no tengo que dar explicaciones a quien las busca y si a quien las necesita. Puedes decirme lo que quieras que puede que te haga caso o que, simplemente, deseche tu forma de pensar porque no es lo que necesito en este momento, y aunque te lo tomes a mal, no vine a vivir una vida demasiado corta para caerte bien.
Una sonrisa falsa duele más que una seriedad sincera, y si no te has dado cuenta de eso es que todavía vives soñando en un mundo donde nadie mirará por ti, en un mundo donde si pueden te van a reventar sin mirar siquiera tus pensamientos, y no espero que estés de acuerdo conmigo, al fin y al cabo, las locuras son demasiado efímeras para pararnos a pensarlas. Nadie tiene el poder de pedirte la explicación que no deseas dar, porque solo tu, solo tu eres el que tiene el poder de cambiar tu vida, siempre que lo estimes oportuno.
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