Pequeños Detalles
Avanzamos por la vida con demasiada prisa por vivir y por conseguir nuestras más inalcanzables ambiciones. Avanzamos y no miramos alrededor salvo para descansar los pocos minutos que nuestra conciencia y ambición nos permite y nos perdemos los verdaderos pequeños detalles que hacen que esta vida tenga el sentido que muy pocos conseguimos ver. Nos miramos sin conocernos, caminamos sin mirar, vivimos en un mundo que cada día se hace más a un lado para vivir nuestra propia historia, una historia en la que el mundo nos entorpece en todo lo que ansiamos tener.
No nos damos cuenta de que si nos paramos puede que haya una suave brisa que nos haga descansar y disfrutar de pequeños instantes de placer y relajación. No nos damos cuenta que varios niños juegan con una pelota y manipulan las reglas a su antojo para poder jugar y seguir riendo. Una risa que solo forzamos en los momentos de cortesía para con los demás. No nos damos cuenta que las personas mayores tienen mil historias que contarnos y con las que aprenderíamos muchísimo, pero la sociedad los ve como personas ancladas en un pasado que no volverá, mientras los jóvenes se ríen de ellos cuando ciertamente, son ellos los que sienten pena por esta juventud que se va a la deriva en una sociedad que se va a la mierda.
No nos damos cuenta de esos pequeños detalles que hacen que esta vida sea maravillosa, no nos damos cuenta de una puesta de sol, de animales jugando, de instantes en los que la naturaleza hace su perfecta sincronía y nos ofrece paisajes increíbles, pero estamos encerrados en una ciudad donde los pisos, coches y contaminación no nos dejan ver la realidad de un mundo increíble que nos perdemos por nuestra ambición y ganas de seguir. Y seguiremos, seguiremos perdiendo la verdadera vida, esa vida que nos hace disfrutar de los pequeños detalles que acompañan nuestra vida y la hacen mejor, pero esta sociedad avanza con demasiada prisa por vivir y por ser una copia de una copia de otra copia.
Una sociedad que se va a la mierda, mientras la naturaleza tiene ese mágico poder de hacer disfrutar a aquellos que sí se paran y piensan en vivir en este pequeño viaje que llamamos vida.
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