Circo Negro, Carles.

Carles cayó como un soplo de aire fresco en la compañía rutilante. Todos tenían, o sacaban, parte de tiempo para pasar con el chico y que pensara en lo menos posible en la tragedia de quedarse huérfano. Él, lo agradecía sinceramente, nunca antes había tenido una misión tan larga y, mucho menos, una donde poder pasárselo bien y coger cariño a las víctimas. Esa era una regla que siempre Hórtrux le recordaba. "Jamás podrás coger cariño a quien recaudes pues no sabes donde va. Lo puedes encontrar en las Tierras Rojas, o puede ir a las Blancas. " Pero ahora mismo no pensaba demasiado en esa regla, lo único que pensaba era en pasarlo bien e informar a su tío cada noche de lo que averiguaba.

Era de momento el único trabajo que le había sido impuesto, como calentamiento, decía su tío. Él tenía claro que era para ver sus aptitudes antes de misiones mayores, pero no le importaba. La prisa es un defecto que aprendió a corregir nada más ser asesinado. Siendo casi inmortal que más da una semana que siete décadas. Y eso hacía. Informaba cada noche sobre los pensamientos de los trabajadores y de los hijos. Un día pasaba el día con los payasos, otro con los magos, otro con los malabaristas y ellos, confiados, contaban todo y más de lo que preveían al tierno y desvalido niño que solo quería sonreír.

Quiómus, Roberto en el circo, siempre le recomendaba que no presionara demasiado a los trabajadores, al menos al principio. "Podría ser sospechoso y tu deberías llorar más, has perdido a tus padres por el amor de Dios." Tras acabar esa frase ambos se echaron a reír porque precisamente Dios no los había amado mucho para acabar donde estaban, pero eran felices. Cada noche se acostaba pensando que el día siguiente serían nuevas pistas, nuevas informaciones y por qué no, nuevas misiones. Y llegó en una noche de información rutinaria.

- Bien Crakium, llevas aquí más de dos semanas. Han pasado tres desde que la primera alma fue reclutada. Los Maestros piden una segunda y esta vez te tocará a ti pues hacerlo yo sí que me pondría en el disparadero. Pero antes cuéntame que has escuchado hoy.

- Bien tío, hoy he escuchado que Ignacio es un recuerdo que nadie quiere rememorar. Pregunté por el chico y me dijeron casi todos que era algo estrictamente personal de los padres, así pues, ninguno quiere mojarse y menos dar su opinión. Será pasado en un par de semanas más. - vio que su tío asentía contento, prosiguió con más ganas. - También me han contado Marina y su esposo que están contentos por como son tratados y del éxito del circo en el pueblo. - entrecomilló con los dedos la palabra éxito.

- ¿Por qué entrecomillas éxito? De momento vamos perfectamente querido sobrino.

- Sí tío, pero al fin y al cabo no deja de ser un pueblo, casi una aldea, y necesitamos algo más grande para poder recabar almas sin ser los sospechosos.

- Eso es cierto, trabajo en ello. Pero solo hemos recaudado una y la segunda te tocará a ti. Cuando condenemos a cuatro, saldremos de aquí para no volver en mucho tiempo, aunque tu tendrás un regalo de despedida... Pero no, no lo sabrás aun.

- Interesante, me gustan los regalos tito Roberto. - parodió su propia voz angelical. Ambos rieron.- Pero cuéntame, de que tipo es el alma que tenemos, o que tengo  que recaudar ahora.

- Son dos ancianos. Sí, no te sorprendas, en las Tierras Rojas necesitan sirvientes y tras una larga vida de pecados propios de un circo rutilante, ambos son perfectos para servir y acabar. Además que su muerte no asustaría ni sorprendería a nadie, no es Ignacio que era joven. Estos tienen ya casi noventa años. Me sorprenden que sigan vivos....

- Bueno, viejos que duran muchos y niños angelicales y buenos como yo estamos muerto... No se puede decir que el plan de Dios se cumpla de forma lógica.

- No, eso es cierto, pero como te comentaba, ambos deben estar muertos y reclutados para el viernes por la noche. Teniendo en cuenta que es jueves y tu gran poder, supongo que no es problema. Al menos eso me dio a entender Hórtrux cuando te envió aquí...

- ¿Ritual, sufrimiento, sin que se den cuenta...?

- Gusta que sufran pero por ser tu primera recaudación en mi circo, te doy libertad por esta vez. Los Maestros valorarán todo porque serás tu quien mande ambas almas, ¿Tienes tu palix?

El palix era el canal donde se guardaban las almas antes de ser entregadas. Roberto tenía su bastón de madera y marfil y él, en cambio, tenía una especie de bala de madera que medía 28 centímetros, Cada alma reclutada y que aparenta aptitudes para el "embaucamiento de almas" recibe uno a su gusto. Él eligió la bala de madera por puro estilismo, ya que lo podría usar como colgante y siempre tendría vigilada al alma. La medida simplemente fue el día que su tío lo asesinó. Le gustaba recordar esos detalles. Volvió de sus ensoñaciones para responder a su maestro.

- Sí tío, - emergió del pecho la bala con una fina plancha de acero que giraba en horizontal cuando estaba ocupada. - Pedí esta por sencillez y por no perderla nunca. ¿Puedo reclutar el alma esta misma noche? ¿Pueden ser a la vez o tienen que ser separados? ¿Tengo margen de libertad? ¿Mañana, tarde o noche? ¿En plena función?

Roberto sonrió ante la batería de preguntas y se limitó a responder a su sobrino con una amplia sonrisa de placer.

- Lo puedes hacer cuando quieras, pero ten cuidado y sé discreto. Si te vez capaz de jugar con las dos y mantenerlas en el palix hasta la entrega pasado mañana es tu misión. Libertad siempre y cuando nadie del circo se alarme o se entere, así que en plena función, que sería casi al límite porque esta semana la función es en viernes, queda descartado a no ser que quieras estamparlos contra el suelo desde la última cuerda. Si es así, avísame y lo dejamos como número final.

Carles entendió la broma final aunque hubiera sido interesante que no lo fuera. En fin, quería aprender a mejorar pero la excitación por su primera misión importante en el Circo hacía olvidar lo demás. Se iba de caza.

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