Imagina, Sueña


Hay momentos felices, instantes de soledad, de sentimientos, golpes, fracasos, engaños, pero todos se resumen en que estás aquí para poder vivirlos. No importa lo que ocurra, no importa con lo que sueñes, los caprichos de nuestra propia locura invadirán nuestras decisiones en los momentos más importantes. Imagina que nuestra locura desaparece, que nuestro corazón deja de dictar órdenes y que es nuestro cerebro el que toma el mando de cada una de nuestras decisiones. ¡Qué vida más aburrida!

El riesgo de nuestras decisiones, de hacer algo, aun sabiendo que las probabilidades de que salgan mal son muy altas pero aun así, arriesgas, lo haces, lo intentas, y puede que, si el corazón y nuestro cerebro acude a nuestros pensamientos y se complementan, todo salga bien. Pero qué más da, qué más da que no se entiendan o que todo salga mal. Nuestra naturaleza nos invita a imaginar que hubiera pasado, nos invita a soñar con aquello por lo que luchamos y que puede, y solo puede, que lo alcancemos. Pero no deja de ser curioso que por muchas veces que caigamos, volvemos a negarle la razón al cerebro, volvemos a caer por el poder del corazón, ese maldito corazón que hace que imaginemos nuestras mayores locuras y nos ponga los medios para intentar conseguirla.

Imagina una vida, imagina por un segundo aquello que desees y serás feliz, pero simplemente puede que nunca lo consigas, pero ¡da igual! nos pasaremos la vida luchando por ello de forma incansable. Que sería de nosotros sin el corazón y sus locuras, que sería de nosotros sin esos instantes en lo que no ves los riesgos, no ves los problemas y mucho menos escuchas a tu alrededor, y te lanzas al vacío con la seguridad de que la piscina está vacía, pero entonces ocurre, ocurre aquello que jamás pensaste.

Y ocurre, créeme que ocurre, ocurren esos momentos felices, esos instantes de soledad, esos fracasos, engaños, pero todo se relega al pasado por esa sensación que vives al ver cumplido aquello que deseabas. Sea un gran sueño, sea con ese instante en el que ves el mar por primera vez, o te enamoras más que nunca en tu vida. Esos instantes de felicidad, segundos, son los que merece la pena vivir en esta vida.  En ese momento te dará igual todo lo que has vivido, porque...

¡Que vida más aburrida lleva aquel que no imagina y no invita a soñar!
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