Casi Siempre, Casi
Casi siempre, casi. La noche me ayuda a desenvolver las vendas que me atan de día y siempre, o casi acabo claudicando ante la página en blanco si hay notas que me inspiren. ¡Por todos los dioses! La locura que nos pretende se nos hace esquiva cada día que nos pasamos pensando en mañana. Un día y otro más cae sin llegar a imaginar siquiera que la mitad de nuestra vida acaba pasando. Por eso, casi siempre, casí acabo aquí, desangrándome.
Me pueden llamar loco, solitario, raro, serio... Pero al final el único que gana soy yo. Tu pierdes el tiempo en definir mis acciones y mi comportamiento mientras que yo, divertido, me aplico el cuento de vivir cada día. Quizás me desangre por esa necesidad incorpórea de contar, de no explotar y volcar rabia y sentimiento entre letras. Será por eso que las palabras salen solas casi siempre, casi. Sí, quizás añore demasiado aquello que he dejado atrás. No creo que lo acabe reconociendo pero ahí está, en nuestra mente para acallar rumores y antaño cansinos tiempos.
Casi siempre, casi. Casi siempre olvido regresar, casi siempre olvido caerme, pero la gravedad, mi condición y mi mente ajada me hacen volver aquí para que acabe cayendo en la dulce tentación de contaros la verdad. Casi siempre, casi.
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