Opinión | El maestro liendre


Hoy os voy a presentar al maestro liendre, ese personaje de nuestra vida cotidiana que va por la vida dando clases a los demás. Clases que nadie ha pedido jamás. Aquella a la que le das tu opinión sobre cualquier tema y no te la acepta, por el simple hecho, de que no la compartís. Ya puedes hablar de física cuántica o de cuántos ajos se le echa a las lentejas, que esa persona lo sabrá, todo, con detalle, de lo que tienes que hacer para que todo te salga genial. Sabrá que hacer para mandar a un hombre a la Luna o cómo realizar unas lentejas espesitas espesitas. 

Porque, ¿quién no ha aguantado alguna vez a esa persona que siempre cree tener la razón y saberlo todo del mundo y sus visicitudes? Esa persona que sigue respondiendo a cuestiones de las que no tienes interés pero que te sigue contando cada historia innecesarias, tanto para mí como para gran parte del mundo que le escucha o lee. Diría que la mala suerte me ha acompañado toda mi vida porque siempre me he encontrado a necios así, y por suerte yo les caía bien. Mala suerte la mía. 

Personas cargantes que necesitan ser el centro de atención de cualquier conversación, aquella que se mete en un debate sin ser llamado y que encima nos intenta dar una clase maestra de un tema que no entiende ni sabe. Aquí en Andalucía, lo conocemos como el maestro liendre, que de todo sabe y de nada entiende. El problema llega cuando se lo haces saber, entonces intenta ser hiriente y atacarte por contarle, por primera vez, tu opinión cuando toma aire para seguir con su master class

Estoy cansado de tener que aguantarlos, estoy hastiado de que me intenten dar clases y me regalen lecciones de algo que, ni he pedido ni necesito. Me aburre que comentes algo y que salten como los saltamontes, como las ratas cuando ven algo de comida.  Todos tenemos un maestro liendre en nuestras vidas. Te aconsejo que le cuentes todo y más sin que sepas nada, que sienta por unas horas lo que tú soportas sin necesidad alguna, que descubra lo que es que te escuchen por respeto y educación aunque te importe una mierda su opinión. 

Sé el maestro liendre de otro. Verás como huye de nuestro lado, porque no hay peor problema para un aleccionador de pacotilla ver como otro le come la tostada. Se acabará atragantando y huirá. 

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