Catarsis


En los momentos más oscuros de mi vida siempre han terminado en una catarsis. Bien sea porque lo necesitaba o bien sea porque todo iba en esa dirección. Éstas no hubieran sido posible sin el acompañamiento perfecto de la música y de los vaivenes que la vida me ha hecho tomar. En ciertas ocasiones he necesitado de su inspiración y otras he renegado de ella por hacer que regresen recuerdos y trazas antaño olvidadas. Al final de todo, está ella y tú en el papel en blanco, y créeme que en muchas ocasiones ahogarlos recuerdos en alcohol era una tentación demasiado real. Nunca caí en ella y me desahogué en estas líneas a lo largo de los casi nueve años que esta parte de mi lleva abierta. 

No sé por dónde me llevará la vida si es que aún hay recorrido para esta alma destrozada. Quizás sea el final de cerrar las puertas y dejar que estas líneas y renglones torcidos que jamás llegarán a nada más que a vaciar almas que algún día fueron inteligentes y necesarias. Me gustaría hundirme en esa oscuridad que casi todo lo cubre y pedir a la barca de Caronte que venga a mis puertas y hablar con él. Otras, me gustaría ser aquel valiente que lucha por todo y que, aunque se quede a medias, fue feliz intentando destronar la locura de mis pensamientos. 

Me gustaría ser aquel fracasado que ahoga sus penas en alcohol, me gustaría destrozar mis recuerdos en un simple tablón de madera. Es entonces cuando ella sale a mi encuentro y regenera mis pensamientos en esencias, caricias en recuerdos, pasado en presente y presente en pasado. Quizás me enamoré de ideales, de ideas perdidas en una botella de cristal. Quizás no he nacido en mi época, quizás, sin música, no sería yo ni aquello que tanto me define cada día y cada segundo. Dejadme envolverme en mi particular catarsis y que sea la locura, mi cruel amiga, quien dicte sentencia... 
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