Reflexión | Sin tinta

Hay veces que nos quedamos sin tinta, sin ideas, sin musas. Intentaremos seguir navegando a pesar de la falta de inspiración en los momentos que más falta nos hace. A veces nos quedamos sin tinta, incluso hoy día estamos contando nuestras propias historias deformadas con tal de necesitar explotar ciertos mundos. No, si somos capaces de enamorarnos de nuestros propios errores y nos damos de que la tinta no es eterna, aunque las musas nos esquiven demasiadas veces. 

Sin tinta. A veces nos quedamos sin tinta y sin nada que contar. Algunas nos retiramos a descansar y a buscarlas y otras las obligamos a salir, aunque no seré yo quien las obligue a contarme historias deseando poder seguir en la eterna juventud. Jamás escribo algo bueno, quizás para nadie. Nunca seré escritor, tampoco lo pretendo. Hay demasiado en juego para lanzarme a una guerra que se que voy a perder, y no estoy para perder el tiempo.

 Ya dije una vez que la hoja en blanco es uno de nuestros peores temores, pero quizás otro es la eterna espera a que volvamos a poder escribir estando contento con nuestras propias palabras. 
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