Opinión | La felicidad de los perros
por Pixabay |
Me gustaría ser un perro. Envidio la felicidad y la simpleza de sus vidas. Los seres humanos infravaloramos la vida que estamos teniendo. Somos inconformistas por naturaleza. Si tenemos un móvil no queremos uno normal, queremos un iPhone y, al año siguiente, el nuevo porque el otro ya quedó antiguo. Queremos las mejores marcas para vestir, ir a los mejores restaurantes y disfrutar de la vida más lujosa que nos podamos permitir, somos así de complejos, que no simples.
Es por ello que envidio a los perros. Ellos con poco son felices. Dales un paseo, un poco de comida y cariño y son lo más feliz del mundo. Quizás deberíamos aprender a vivir como ellos, a ansiar su forma de felicidad y no la última consola del momento. Seguramente pediríamos algo a cambio, ellos no. Tampoco estamos acostumbrados a hacer algo por motu propio y si por otra cosa. Inventamos los negocios, el capitalismo, no hacemos, casi nunca, nada por amor al arte, y ese arte lo vendemos.
Me gustaría ser un perro. Olvidarme de los grandes problemas que requiere la vida humana y dejar de preocuparme por no tener lo último en tecnología o envidiar a mis amigos por ir a tal sitio y yo quedarme en casa. Nos hemos equivocado desde un principio al sentar las bases de nuestras vidas aquí. Algunos pocos, con el paso del tiempo, nos vamos dando cuenta que no hace falta ser rico, ir a todos los sitios posibles y viajar por el mundo para conocer la felicidad. Ellos, los perros, tienen el secreto de la felicidad.
Como nota a pie de página, los perros son felices porque el ser humano que los cuida los quiere, los mima y hace que así sea. No maltrates a un animal y mucho menos lo abandones. No compres, adopta. Intenta aprender de ellos lo máximo posible porque te darán lecciones de vida que jamás volverás a conocer. Intenta ser inteligente, intenta ser un perro.
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