Demonios, Aprendiz

Roberto salió cabizbajo del Montaet pensando en que tenía que acabar con la vida de su pequeño sobrino.Todo aquello que le estaba pasando no tenía ningún sentido. Desde que había atropellado a aquel hombre había aparecido en aquellas montañas sobre el suelo de cristal, y entonces vino aquel hombre con túnica y capucha... Hórtrux se llamaba.

Aquel especie de monje lo asió por el brazo y lo llevo a una nueva edificación. Fremte a él, varias paredes de piedra negra como obsidiana  se alzaban majestuosas. Éstas si tenían ventanas, altas y casi inalcanzables. La puerta estaba entreabierta, y pensó que dentro lo estarían esperando para algo nuevo. El monje lo acompañó esta vez dentro de la estancia. La misma estaba desnuda en mobiliario, tan sólo dejando una gran pila o fuente en el centro de la misma. Al lado de ella había una pequeña silla con una túnica rojo claro.

Hicieron que Roberto se situara de pie delante de la fuente, y entonces por la puerta comenzaron a entrar los tres monjes antes presentes en el Montaet. Se acercó hasta él el más viejo y comenzó a hablar.

- Hoy te convertirás en un Aprendiz de Diablo. Desde hoy no necesitarás comida ni bebida. No desearás carne alguna salvo la de tus víctimas. Seguirás nuestras instrucciones al pie de la letra, y si por algún caso la desobedcieras serás castigado duramente por tu Prexiom, que te vigilara en todos tus movimientos. temiinó aquel hombre con la voz grave y profunda.

Roberto asentía mientras Hórturx cogía la túnica y esperaba detrás de él, y le susurró algo al oido.

- Desnúdate, novicio.

Extrañado comenzó a desnudarse tranquilamente, pero aquel hombre mayor no tenía paciencia alguna y con una mano arrancó sus ropajes. Entonces el monje se acercó y con un cuchillo dibujó sobre su pecho el símbolo que había visto anteriormente en la puerta y en el puente. La sangre se mezcló con los gritos de Roberto, los cuales fueron recibidos por un golpe de Hórtrux, ya que un novicio no gritaba salvo de placer por conseguir una nueva alma.

Le pusieron la túnica al completo. La capucha se aferró a la cabeza de Roberto presionando con muchísima fuerza, haciéndolo gemir de dolor. Segundos después de sus sienes dos cuernos blancos emergían lentamente mientras se retorcían hacia atrás para quedar al lado de las orejas, las cuales se iban punteando en la parte de arriba. El pelo le fue creciendo y tornándose de color blanco. Segundos después la capucha fue aflojada con una pasada de la mano de su Prexiom. Y entonces los brazos y el pecho fue cambiando de color hasta tornarse negro con manchas rojas esparcidas. Largas uñas nacían de donde antes apenas tenía. Sintió desmayarse por unos momentos, al ver que sus ojos se tornaban blancos hacia atrás, para luego regresar, aunque los sentía totalmente diferentes.

Entonces el hombre de mayor edad comenzó a hablar.

- Desde hoy y en este mismo momento Roberto ha fallecido y ha nacido Quíomus, nuevo Aprendiz del Diablo. Para terminar el proceso deberás cojer ese pequeño recipiente de madera y beber un poco de agua de esa fuente.

Quíomus alzó sus manos y emergió aquel cuenco debajo de la fuente. Segundos después se lo acercó a la boca. Era transparente y parecía ser agua, después de todo no era tan doloroso, pensó. Se bebió de un trago aquel recipiente y entonces lo sintió.  Un fuerte comenzó comenzó a recorrer cada rincón de su cuerpo, y sintió como el corazón dejaba de latir.Supo que iba a morir, pero entonces lo pensó, ya estaba muerto.  Cayó de rodillas del dolor y comenzó a retorcerse. Segundos después quedó inerte.

Hórturx se asustó timidamente al ver que no reaccionaba. Un instante después se fue alzando y con los ojos en blanco, miró a su Prexiom, y sonriendo comentó:

- Que bien me sienta estar muerto.