Voces Muertas, Relajación
Miriam se sentó en el sillón del salón. Todavía tenía la cartera de su hermano en las manos, mientras el cubo con la sangre y los huesos permanecía a sus pies. La noche había llegado rápido y se encontraba sola a la luz de una pequeña lámpara que parpadeaba continuamente.
Se puso a pensar en todo lo que les había pasado en esta semana, las fotos tachadas con sangre en la pared de su habitación, las posesiones de Sofía y Arabia, la cera quemando su cara, y la dentellada de Arabia a su padre. Estaba realmente claro que era Roberto quien estaba detrás. Nunca había creído en los fantasmas ni nada por el estilo, pero había dicho cosas que sólo las conocían ellos.
Por primera vez en mucho tiempo tenía miedo, sabía que tarde o temprano se descubriría todo, y lo peor de todo era que sus hijas estaban en el juego. Aspiró aire tranquilamente y luego expiró dejándose caer sobre el respaldo del sillón. Sus ojos se fueron directamente al techo de la casa y recordó como la cera caía lentamente sobre su cara. Pasó sus dedos por los cortes y sintió escalofríos. Se levantó y se acercó a una pequeña mesa con un gramófono. Puso el disco que estaba y la música comenzó a sonar.
El sonido del piano envolvía la estancia haciéndola relajarse, y dejar la mente en blanco. Nadie la molestaría ya que toda su familia estaba dormida, después de una semana. Cerró los ojos y respiraba con tranquilidad. Pequeños pasos se escuchaban lejanos. Miriam no se dio cuenta hasta que estuvo delante de ella. Sintió el frio en sus manos, mientras no se atrevía a abrir los ojos.
Escuchó una respiración entrecortada, comenzó a abrir los ojos mientras observaba a la persona que tenía delante sin saber que hacer. Sofía estaba delante de ella con la boca llena de sangre, mientras en el pequeño camisón de dormir comenzaban a salir pequeñas manchas púrpuras.Se quedó muda cuando atisbó el puñal que tenía en la mano izquierda, le era terriblemente familiar.
Se puso a pensar en todo lo que les había pasado en esta semana, las fotos tachadas con sangre en la pared de su habitación, las posesiones de Sofía y Arabia, la cera quemando su cara, y la dentellada de Arabia a su padre. Estaba realmente claro que era Roberto quien estaba detrás. Nunca había creído en los fantasmas ni nada por el estilo, pero había dicho cosas que sólo las conocían ellos.
Por primera vez en mucho tiempo tenía miedo, sabía que tarde o temprano se descubriría todo, y lo peor de todo era que sus hijas estaban en el juego. Aspiró aire tranquilamente y luego expiró dejándose caer sobre el respaldo del sillón. Sus ojos se fueron directamente al techo de la casa y recordó como la cera caía lentamente sobre su cara. Pasó sus dedos por los cortes y sintió escalofríos. Se levantó y se acercó a una pequeña mesa con un gramófono. Puso el disco que estaba y la música comenzó a sonar.
El sonido del piano envolvía la estancia haciéndola relajarse, y dejar la mente en blanco. Nadie la molestaría ya que toda su familia estaba dormida, después de una semana. Cerró los ojos y respiraba con tranquilidad. Pequeños pasos se escuchaban lejanos. Miriam no se dio cuenta hasta que estuvo delante de ella. Sintió el frio en sus manos, mientras no se atrevía a abrir los ojos.
Escuchó una respiración entrecortada, comenzó a abrir los ojos mientras observaba a la persona que tenía delante sin saber que hacer. Sofía estaba delante de ella con la boca llena de sangre, mientras en el pequeño camisón de dormir comenzaban a salir pequeñas manchas púrpuras.Se quedó muda cuando atisbó el puñal que tenía en la mano izquierda, le era terriblemente familiar.
Siempre dejas con la intriga DD:
ResponderEliminar:D
Pues sí, qué intriga... aiish qué ganas de leer más *___*
ResponderEliminarjajaja esta genial^^sigue asi :)
ResponderEliminar#Jony Steve.
ainsss q sto a sio mu cortoo!!! q stoy cn la intrigaaa aoraaa!!!! sube pronto el siguiente pliiss!! bsiitos!! =)
ResponderEliminarYUJUUU GRANDE DE NUEVO. Me mola mi propia efusividad. La niña queda como borche de oro con el cuchillo y la sangre.
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