Demonios, Interludio Y Juramento
Quiómus salió del Montaet con tranquilidad, dejando a Marcos con Hórtrux para el ritual de consagración. Cuando regresaran le comunicarían el nuevo nombre del pequeño y su tarea a su lado. La predisposición de su sobrino ante todo aquello era fascinante. El Maestro en el Montaet lo sabía. Aquel niño tendría un gran futuro en el Infierno.
Llegó a un banco de piedra cercano al edificio donde estaban su Prexiom y el pequeño Marcos. Sacudió la cabeza cuando le vino a la mente la imagen de su sobrino diciéndole que quemara la casa antes de irse. No se esperaba que dijera aquello, y mucho menos que disfrutara ordenándolo. Una pequeña sonrisa emergió en sus labios mientras se llevaba las manos a la cabeza. Se colocó bien la capucha e intentó pasarse el pelo blanco por detrás de las orejas. Era la primera vez que estaba sólo pensando en todo lo que había pasado.Alzó la mirada al cielo rojo donde miles de aristas de cristal blanco se clavaban en el fuego. No se escuchaba nada. Todo estaba raramente tranquilo, pero claro el no había tenido tiempo a mirar nada, ya que desde el día que falleció no había parado ni un segundo.
Un gran estruendo le estremeció. Tras suspirar, se dio cuenta que el ritual estaba llegando al final. Pronto saldrían por la puerta con una pequeña capa roja y con los cuernos por bandera. Sería gracioso ver como le quedaría el "disfraz" de demonio. Los engranajes de la puerta quebraron y en un par de segundos, se fue abriendo lentamente, provocando un silencio sepulcral. Quiómus se levantó y tras enderezarse, se quedó mirando a la puerta, esperando que salieran.De pronto tres figuras, emergieron de las sombras.
Hórtrux iba el primero, mientras otro de los ayudantes iba a su derecha, mientras el pequeño Marcos iba a la izquierda de Hórtrux con cara de felicidad. Quiómus se sorprendió al ver al pequeño que no iba con el traje de iniciación como el que llevaba él. Por contra iba vestido con un pantalón negro y camisa del mismo color. Una pequeña capa nacía desde su hombro derecho. Se acercó y Hórtrux comenzó a hablar.
- Marcos acaba de fallecer y acaba de nacer Crakium. Ahora, te lo entrego a tí, para que le curtas en el noble honor de torturar, y reclutar almas para el Infierno. Espero que le enseñes bien las lecciones que yo te enseñaré a ti mientras estés a mi cargo. Te hago entrega de tu ayudante.
- Acepto con honor y respeto a Crakium para hacerle entrega de las enseñanzas que mi Prexiom me inculque en cada momento. Espero que mi ayudante sea respetuoso y obedezca todo lo que le mande sin poner alguna excusa, ya que yo soy la autoridad y me debe respeto y obediencia.
- Yo, Crakium, acepto ser el ayudante de Quiómus, y juro respetarle y obedecer cada orden que reciba. Juro aceptar y utilizar las enseñanzas que reciba de mi Maestro para así poder ascender en el Infierno lo máximo posible. Juro tener fidelidad al Infierno por siempre.
Hórtrux asistió complacido a este pequeño ritual, asintiendo con firmeza y solemnidad. Quiómus miraba a Crakium con aire extrañado. Sentía que aquel pequeño lo superaría pronto, y entonces sería el quien juraría serle fiel a él, y aprender de sus enseñanzas. Por su parte, el difunto Marcos estaba realmente contento por todo aquello. El ritual había sido muy solemne y algo doloroso, pero había valido la pena.En términos generales estaba muy contento.
- Ahora debes acompañarme para recibir la primera clase de parte de tu Prexiom. Crakium, ¿Deseas acompañarnos?
- Claro que si. Aunque tengo más interés por pasar a la acción.
Llegó a un banco de piedra cercano al edificio donde estaban su Prexiom y el pequeño Marcos. Sacudió la cabeza cuando le vino a la mente la imagen de su sobrino diciéndole que quemara la casa antes de irse. No se esperaba que dijera aquello, y mucho menos que disfrutara ordenándolo. Una pequeña sonrisa emergió en sus labios mientras se llevaba las manos a la cabeza. Se colocó bien la capucha e intentó pasarse el pelo blanco por detrás de las orejas. Era la primera vez que estaba sólo pensando en todo lo que había pasado.Alzó la mirada al cielo rojo donde miles de aristas de cristal blanco se clavaban en el fuego. No se escuchaba nada. Todo estaba raramente tranquilo, pero claro el no había tenido tiempo a mirar nada, ya que desde el día que falleció no había parado ni un segundo.
Un gran estruendo le estremeció. Tras suspirar, se dio cuenta que el ritual estaba llegando al final. Pronto saldrían por la puerta con una pequeña capa roja y con los cuernos por bandera. Sería gracioso ver como le quedaría el "disfraz" de demonio. Los engranajes de la puerta quebraron y en un par de segundos, se fue abriendo lentamente, provocando un silencio sepulcral. Quiómus se levantó y tras enderezarse, se quedó mirando a la puerta, esperando que salieran.De pronto tres figuras, emergieron de las sombras.
Hórtrux iba el primero, mientras otro de los ayudantes iba a su derecha, mientras el pequeño Marcos iba a la izquierda de Hórtrux con cara de felicidad. Quiómus se sorprendió al ver al pequeño que no iba con el traje de iniciación como el que llevaba él. Por contra iba vestido con un pantalón negro y camisa del mismo color. Una pequeña capa nacía desde su hombro derecho. Se acercó y Hórtrux comenzó a hablar.
- Marcos acaba de fallecer y acaba de nacer Crakium. Ahora, te lo entrego a tí, para que le curtas en el noble honor de torturar, y reclutar almas para el Infierno. Espero que le enseñes bien las lecciones que yo te enseñaré a ti mientras estés a mi cargo. Te hago entrega de tu ayudante.
- Acepto con honor y respeto a Crakium para hacerle entrega de las enseñanzas que mi Prexiom me inculque en cada momento. Espero que mi ayudante sea respetuoso y obedezca todo lo que le mande sin poner alguna excusa, ya que yo soy la autoridad y me debe respeto y obediencia.
- Yo, Crakium, acepto ser el ayudante de Quiómus, y juro respetarle y obedecer cada orden que reciba. Juro aceptar y utilizar las enseñanzas que reciba de mi Maestro para así poder ascender en el Infierno lo máximo posible. Juro tener fidelidad al Infierno por siempre.
Hórtrux asistió complacido a este pequeño ritual, asintiendo con firmeza y solemnidad. Quiómus miraba a Crakium con aire extrañado. Sentía que aquel pequeño lo superaría pronto, y entonces sería el quien juraría serle fiel a él, y aprender de sus enseñanzas. Por su parte, el difunto Marcos estaba realmente contento por todo aquello. El ritual había sido muy solemne y algo doloroso, pero había valido la pena.En términos generales estaba muy contento.
- Ahora debes acompañarme para recibir la primera clase de parte de tu Prexiom. Crakium, ¿Deseas acompañarnos?
- Claro que si. Aunque tengo más interés por pasar a la acción.
:O ¡Me gusta mucho!
ResponderEliminarEs super intrigante ;)
Espero que subas más pronto :D
Que majoso el marquitos jjejeje ya dije yo que este tenía futuro le va a quitar el sitio a la carmen sanchez como se descuide. Veamos otra cosa supongo que no lo convierten en bicho porque tiene el alma mas retorcida aparte de que nadie sospecharia de un crio chico, un inocentón como quien dice.
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