Demonios, Epílogo

Quiómus y Crakium salieron de la Fora y se acercaron al Montaet. Hórtrux los acompañaba. Estaba realmente orgulloso de sus dos alumnos. Habían pasado la cruda prueba de la Fora con orgullo y silencio. Le habían forjado las manos con diferentes metales y puntas para mejorar su fuerza y su poder. Quiómus había salido con muecas de dolor y le miraba con rencor, pero Crakium le había sorprendido saliendo totalmente sonriente y enseñándole las manos con felicidad.

Hórtrux sabía del potencial de Crakium, lo había demostrado lo poco que había participado. Quiómus era un potente Prexiom, e iba a valorarlo en el modo de enseñar a su pequeño alumno. Estaba contento porque al fin le habían otorgado a dos alumnos con un potencial impresionante. Ahora que estaban iniciados vendrían misiones con más crueldad, como la posesión o los juegos macabros con las personas. Tenía que ver a su alumno en esas prácticas. Sabía que era realmente bueno, pero dudaba de su potencial en tortura y juegos macabros.

Estaban llegando a la puerta del Montaet, todo estaba a punto de decidirse, y el futuro de Quiómus y Crakium comenzaría en aquel juicio.

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