Tenebris Passiones, La Nueva Esclava.
Roma.
Primavera del 217 a. C
Tres Años Después.
Roma se levantaba convulsa cada día debido a la dirección que habían tomado su guerra con Cártago. Muchos romanos tenían la ilusión de que al final no estallara una batalla, pues sabían que sería una época mala para la ciudad y para sus intereses de comerciantes, por eso les sorprendió que una delegación encabezada por el mismísimo Quinto Fabio Máximo Verrucoso partiera hacia Cártago para entablar conversaciones y acabar con aquella guerra que aún estaba vislumbrando los primeros rayos de sol de su existencia. Pocas veces iban a territorio enemigo para intentar un tratado de paz, por eso las noticias que trajeron fueron devastadoras para cierta parte de la ciudad.
Quinto Fabio Máximo había declarado la guerra a Cártago en su mismo senado. Muchos coincidían que aunque el poder de Roma era invencible, aquella guerra les traería muchos problemas que todavía no conocían. Otros se alegraban y hacían sacrificios a Marte y Júpiter por otra guerra ganada gracias a la sabiduría del viejo senador. Cneo Cornelio Aculeo padre caminaba casi despreocupado por el foro de camino a casa de su buen amigo Marco Lucio Celsus. Tras unos minutos callejeando por las decenas de calles llegó hasta el pórtico de la domus. Un esclavo lo condujo por el vestibulum hasta el atrium donde esperó hasta que el esclavo anuciara de su llegada a su amo.
- Te saludo Cneo Cornelio Aculeo, un honor tenerte en mi casa, y poder ofrecerte algo para saciar tu sed.
- Sea. Esta vez vengo a hablar contigo de negocios.
- Acompáñame. - terminó frunciendo el ceño.
Marco Lucio Celsus estaba extrañado pues Cneo no era persona de negocios. Él se limitaba a mandar a su hermano para que lo ordenara todo en su hombre. Sacudió sus dudas de la cabeza y se limitó a mostrar una sonrisa de cortesía mientras lo conducía a un sitio más reservado para hablar. Marco dio un par de palmadas y varias esclavas emergieron de las sombras para quedarse delante de su amo con la cabeza agachada esperando órdenes.
- Traednos dos ánforas de vino, pan y queso.
Poco tiempo después las mismas volvían con lo que su amo les había pedido. Depositaron un par de vasos a cada lado de la mesa y tras dejar el pan y el queso se esfumaron con la misma habilidad con la que habían entrado.
- Ahora que estamos en soledad, cuéntame que te ha traído a mi casa.
- Todo a su tiempo amigo. Me gustaría antes saber tu opinión sobre las noticias que vienen de Cártago.
¿Apoyas la decisión de Fabio Máximo?
- No es esa la cuestión. La misma es si conviene a Roma la decisión tomada. Y te diré que es una decisión muy arriesgada pero que si se maneja con inteligencia puede ser un gran triunfo para Roma. Tener en nuestro poder a Cártago puede ampliar nuestros horizontes y gozar de algo de paz.
- Es una visión de la guerra, pero muchos hablan de ese general cartaginés, Aníbal. Dicen que es letal y muchos ya lo tildan como el destructor de Roma.
- Bueno, eso solo lo decidirá el tiempo. Y sabiendo que Fabio Máximo es augur siempre es tranquilizante que fuera él quien tomara esa decisión...
- Visto así...
- Pero dejemos a los senadores por ahora con los temas de Roma. Ahora cuéntame eso que has venido a decirme. No eres muy pródigo a hablar de negocios, y menos tu en persona.
- Es un regalo para mi primogénito. Sabes que el año que viene en las Liberalia se hará mayor. Y aunque soy reacio a que llegue ese momento, debo estar preparado para ello y para ver como se marcha a la guerra para defender a Roma de Cártago, la poderosa Cártago...
- ¿ Y vienes a pedirme ayuda para su formación militar..? - preguntó con precaución Marco Lucio Celsus.
- La instrucción militar corre a mi cargo. Soy su padre y de mi debe aprender. Busco una esclava para que esté dedicada a él, y pueda convertirse en un hombre cuando lo desee.
- ¿Y que puedo hacer yo?
- Creo que tienes una esclava casi de la misma edad que Cneo, vengo a ofrecerte la cantidad que desees por ella.
- Entonces llegaremos a un acuerdo rápidamente amigo mio.
Media hora después, Cneo Cornelio Aculeo y su amigo Marco Lucio Celsus se abrazaban en señal de que el trato estaba cerrado. Fue él quien llamó a la esclava vendida para anunciarle su nueva casa y su nuevo amo. Un minuto después Emilia emergía de entre las cortinas para presentarse ante su amo, dócil, a la espera de nuevas órdenes. Marco Lucio habló con autoridad.
- Esclava, te acabo de vender a Cneo Cornelio Aculeo para que le sirvas a él, y en especial a su primogénito. Deberás encargarte de todo lo relacionado de él. Puedes irte a recoger lo que tengas porque partes inmediatamente.
Emilia se quedó clavada en el centro mirando a su amo con perplejidad. No podía creer que su amo la vendiera después de haberla salvado de una muerte segura. Intentó pensar algo pero la voz de su antiguo amo resonó con fuerza.
- ¿No me has escuchado? ¡Acude a recoger tus cosas si no quieres que mande azotarte!
Giró sobre sus talones y casi corriendo salió de la estancia mientras se enjugaba las lágrimas. No sabía a donde iba, y mucho menos como la iban a tratar en su nueva casa. Su vida había cambiado en cuestión de segundos, por cuestión de dinero. Tenía que contárselo a su madre.
Primavera del 217 a. C
Tres Años Después.
Roma se levantaba convulsa cada día debido a la dirección que habían tomado su guerra con Cártago. Muchos romanos tenían la ilusión de que al final no estallara una batalla, pues sabían que sería una época mala para la ciudad y para sus intereses de comerciantes, por eso les sorprendió que una delegación encabezada por el mismísimo Quinto Fabio Máximo Verrucoso partiera hacia Cártago para entablar conversaciones y acabar con aquella guerra que aún estaba vislumbrando los primeros rayos de sol de su existencia. Pocas veces iban a territorio enemigo para intentar un tratado de paz, por eso las noticias que trajeron fueron devastadoras para cierta parte de la ciudad.
Quinto Fabio Máximo había declarado la guerra a Cártago en su mismo senado. Muchos coincidían que aunque el poder de Roma era invencible, aquella guerra les traería muchos problemas que todavía no conocían. Otros se alegraban y hacían sacrificios a Marte y Júpiter por otra guerra ganada gracias a la sabiduría del viejo senador. Cneo Cornelio Aculeo padre caminaba casi despreocupado por el foro de camino a casa de su buen amigo Marco Lucio Celsus. Tras unos minutos callejeando por las decenas de calles llegó hasta el pórtico de la domus. Un esclavo lo condujo por el vestibulum hasta el atrium donde esperó hasta que el esclavo anuciara de su llegada a su amo.
- Te saludo Cneo Cornelio Aculeo, un honor tenerte en mi casa, y poder ofrecerte algo para saciar tu sed.
- Sea. Esta vez vengo a hablar contigo de negocios.
- Acompáñame. - terminó frunciendo el ceño.
Marco Lucio Celsus estaba extrañado pues Cneo no era persona de negocios. Él se limitaba a mandar a su hermano para que lo ordenara todo en su hombre. Sacudió sus dudas de la cabeza y se limitó a mostrar una sonrisa de cortesía mientras lo conducía a un sitio más reservado para hablar. Marco dio un par de palmadas y varias esclavas emergieron de las sombras para quedarse delante de su amo con la cabeza agachada esperando órdenes.
- Traednos dos ánforas de vino, pan y queso.
Poco tiempo después las mismas volvían con lo que su amo les había pedido. Depositaron un par de vasos a cada lado de la mesa y tras dejar el pan y el queso se esfumaron con la misma habilidad con la que habían entrado.
- Ahora que estamos en soledad, cuéntame que te ha traído a mi casa.
- Todo a su tiempo amigo. Me gustaría antes saber tu opinión sobre las noticias que vienen de Cártago.
¿Apoyas la decisión de Fabio Máximo?
- No es esa la cuestión. La misma es si conviene a Roma la decisión tomada. Y te diré que es una decisión muy arriesgada pero que si se maneja con inteligencia puede ser un gran triunfo para Roma. Tener en nuestro poder a Cártago puede ampliar nuestros horizontes y gozar de algo de paz.
- Es una visión de la guerra, pero muchos hablan de ese general cartaginés, Aníbal. Dicen que es letal y muchos ya lo tildan como el destructor de Roma.
- Bueno, eso solo lo decidirá el tiempo. Y sabiendo que Fabio Máximo es augur siempre es tranquilizante que fuera él quien tomara esa decisión...
- Visto así...
- Pero dejemos a los senadores por ahora con los temas de Roma. Ahora cuéntame eso que has venido a decirme. No eres muy pródigo a hablar de negocios, y menos tu en persona.
- Es un regalo para mi primogénito. Sabes que el año que viene en las Liberalia se hará mayor. Y aunque soy reacio a que llegue ese momento, debo estar preparado para ello y para ver como se marcha a la guerra para defender a Roma de Cártago, la poderosa Cártago...
- ¿ Y vienes a pedirme ayuda para su formación militar..? - preguntó con precaución Marco Lucio Celsus.
- La instrucción militar corre a mi cargo. Soy su padre y de mi debe aprender. Busco una esclava para que esté dedicada a él, y pueda convertirse en un hombre cuando lo desee.
- ¿Y que puedo hacer yo?
- Creo que tienes una esclava casi de la misma edad que Cneo, vengo a ofrecerte la cantidad que desees por ella.
- Entonces llegaremos a un acuerdo rápidamente amigo mio.
Media hora después, Cneo Cornelio Aculeo y su amigo Marco Lucio Celsus se abrazaban en señal de que el trato estaba cerrado. Fue él quien llamó a la esclava vendida para anunciarle su nueva casa y su nuevo amo. Un minuto después Emilia emergía de entre las cortinas para presentarse ante su amo, dócil, a la espera de nuevas órdenes. Marco Lucio habló con autoridad.
- Esclava, te acabo de vender a Cneo Cornelio Aculeo para que le sirvas a él, y en especial a su primogénito. Deberás encargarte de todo lo relacionado de él. Puedes irte a recoger lo que tengas porque partes inmediatamente.
Emilia se quedó clavada en el centro mirando a su amo con perplejidad. No podía creer que su amo la vendiera después de haberla salvado de una muerte segura. Intentó pensar algo pero la voz de su antiguo amo resonó con fuerza.
- ¿No me has escuchado? ¡Acude a recoger tus cosas si no quieres que mande azotarte!
Giró sobre sus talones y casi corriendo salió de la estancia mientras se enjugaba las lágrimas. No sabía a donde iba, y mucho menos como la iban a tratar en su nueva casa. Su vida había cambiado en cuestión de segundos, por cuestión de dinero. Tenía que contárselo a su madre.
Tomaaaaaaaaaaa!! Sabía que la niña no podia morir. Si en el fondo eres bueno...jajaja. Me ha encantado la historia cariño y los diálogos sobre la guerra son impresionantes. Se nota bastante que te has empapado en profundidad en la historia de Roma y que la disfrutas muchísimo.
ResponderEliminarTe amoo Cariñooo!
¡Genial! Me encanta *-* Consigues transmitir genial la situación ^^ Buah,estoy deseando el próximo :3 Creo que esta es la que más me gusta :D Me parece a mí que a Emilia le va a acabar gustando su nuevo amo xDD
ResponderEliminar¡perfecto! Esto va viento en popa. Un historia de amor entre emilia y cneo ya! Me encanta los dialogos de cneo y marco, se nota que te gusta y que vives desde dentro esta historia, muy bien marrado. Y gracias por el regalo de cumple ;) jaja
ResponderEliminarEs el primer fragmento de temática histórica que me gusta ! muy bien narrado y escrito y muchas felicidades que no soy facil de contentar jejejej un beso !
ResponderEliminarQue zorreto el tío buscándole al hijo entretenimiento. Supongo que aquí es cuando se lía todo. Pero lo que más me gusta es la ambientación esta vez estás consiguiendo mayores efectos. Una historia que cada vez queda más currada.
ResponderEliminar¡Estupendo capítulo! Era evidente que Cneo Cornelio compraría una esclava para su hijo, todos los patricios solían hacer eso o llevar a sus hijos a un prostíbulo de lujo. Lo estás ambientando cada vez mejor, puedo verlo con claridad en mi mente. Seguiré leyendo, me está gustando mucho :)
ResponderEliminarUn beso.