Tenebris Passiones, ¿Una Mejor Vida?

Roma.
Verano del 217 a. C.




El bullicio en las calles de Roma era mayor del habitual en aquellas horas. Las noticias que venían de Hispania y de otras distintas partes del mundo romano hacía que los habitantes de la todopoderosa Roma se comenzaran a preocupar. Roma ya había comenzado a sufrir el poder del general en jefe de las tropas cartaginesas en sus propios ejércitos.Las dos duras derrotas que Aníbal les había infligido en Tesino y sobre todo en Trasimeno, donde cayeron más de quince mil romanos hicieron que el ánimo de los romanos fuera en perpetua decadencia.

Pero había una persona dispuesta a tomar las riendas de la ciudad y de las órdenes a dar contra Aníbal y su implacable ejército. Quinto Fabio Máximo se había convertido en dictador de Roma por primera vez en largos años de vida de la República de Roma. Pero pese a todo, los romanos nunca mostraban su preocupación a los demás, y sobre todo los patricios, intentaban salir con una sonrisa intentando disimular que la guerra no era importante para su perenne deambular por las calles romanas.

Cneo Cornelio Aculeo estaba realmente preocupado por el devenir que estaba teniendo la guerra de Cártago contra Roma. Miraba alrededor y podía ver a los patricios sonriendo, intentando mostrar su mejor máscara al público que atendía al espectáculo y quedaba admirado con las ostentosas joyas que muchos lucían para imponer respeto entre la plebe. Por su parte Emilia caminaba entre los comerciantes y los patricios con infinita humildad. Le había sorprendido muy gratamente que su nuevo amo decidiera comprarle una vestimenta nueva para su nueva casa. Un par de minutos después llegaron a un puesto donde Cneo Cornelio Aculeo dio órdenes al comerciante para que comenzara a tomar medidas a su nueva esclava.  Emilia, pese a su timidez, se dejó tocar mientras el comerciante tomaba medidas de su cuerpo para intentar buscarle un vestido que le quedara más o menos bien, pues sabía que su amo no encargaría una nueva vestimenta para una simple esclava.

Cerca de media hora dejaban atrás el Macellum y se encaminaban a la domus que Cneo Cornelio Aculeo poseía en el centro mismo de Roma. Tras entrar se llevó a la esclava a una pequeña estancia donde la dejó a solas para que pudiera cambiar su vestimenta y así presentarse decente ante su nuevos dueños. Salió de la estancia con un corto vestido blanco que escondía sus rodillas a medias. Descalza y casi temblando se dirigió con su amo al Impluvium y tras un par de palmadas, el atriense se plantó frente a él con gran modestia esperando órdenes. Cneo Cornelio Aculeo fue claro.

- Convoca a la familia. Di que lo hace el pater familias y quiero que estén todos. Esclavos incluidos.

- Así lo haré mi señor.

Segundos después el atriense se escuchó llamando a voces a los esclavos, ordenando su comparecencia en el Impluvium mientras él se dirigía con suma rapidez a las estancias de la familia para pedir su presencia junto al dueño y amo de la casa. Los esclavos se fueron colocando en fila justo en la parte más alejada de la estancia mientras su mujer y su hijo se colocaban al lado de Cneo Cornelio mientras miraban con curiosidad a la nueva esclava.

- Gracias a mi familia por atender con tanta celeridad mi llamada, y me alegra ver como los esclavos cumplen con rapidez la llamada de su amo. Os he reunido a todos, incluido a mi primogénito para presentaros a la nueva esclava, Emilia. Da un paso al frente, esclava.

Emilia hizo caso enérgico de la primera orden oficial que su amo le mandaba, y tras dar un par de pasos agachó de nuevo la cabeza en señal de sumo respeto. Cneo Cornelio Aculeo siguió hablando.

- Se llama Emilia y la he adquirido a mi buen amigo Marco Lucio Celsus por una cantidad justa. Cneo Cornelio Aculeo, ponte al lado de la que será tu nueva esclava.- su hijo aceleró el paso y se colocó junto a ella. Fue entonces cuando Cneo Cornelio padre miró a Emilia.- Alza la cabeza y mira a tu nuevo amo. A él deberás tenerle respeto y cumplir todo lo que te sea mandado. Podrá castigarte si así lo cree oportuno y recompensarte de igual manera. - Emilia aceptó su nueva tarea, y fue entonces cuando se dirigió de nuevo a su hijo. - Podrás yacer con ella en el momento en el que creas oportuno. De lo único que te advierto es que tengas respeto por ella y no abuses de ella. El respeto que ella te profesará será el mismo que tu le tendrás a ella, pues aunque sea esclava, es también una persona.

Cneo Cornelio hijo aceptó las condiciones que su padre le había impuesto para tener a una esclava a su disposición cada vez que necesitaba algo. Sabía que tenía que agradecerle a su padre aquel regalo que le hacía.

- Gracias padre por darme la oportunidad que me brindas. Te juro por los dioses lares que la esclava recibirá el mismo respeto que yo tendré de ella.

- Sea. Emilia, únete con los demás esclavos para que te muestren las dependencias de las que dispone mi casa.

- Gracias mi señor.

Fue entonces cuando la familia se dispersó en las diferentes dependencias de la casa. Ella se unió al atriense el cual le fue contando las distintas dependencias de su nueva casa. Tardó relativamente poco en aprenderse de memoria las principales estancias. Escuchó un par de palmadas en el despacho de su nuevo amo y el atriense la mandó a ella, pues seguramente quería hablar con ella en privado. Al verla entrar Cneo Cornelio Aculeo padre sonrió con complicidad.

- Veo que te estás adaptando bien a tu nueva casa. A partir de ahora no atenderás mis llamadas y si las de mi primogénito. Desde la estancia en la que estás se escucha los avisos que puedes recibir por parte de Cneo. Serás llamada una vez cada cierto tiempo para que me informes a mi personalmente y de forma privada de los avances que vayas viendo en mi hijo. Nadie deberá saber nada de nuestras reuniones. Ahora puedes marcharte a cumplir con tu deber.- terminó la frase mirando uno de los rollos de pergamino que descansaban en la mesa.

Emilia asintió de forma solemne ante el nuevo encargo de su amo. Se dirigió directa a su nueva estancia donde podía dejar lo poco que poseía. Estaba contenta pues su nuevo amo no le había prohibido tener algo como posesión. Iba sonriendo cuando entró en su pequeña habitación. Al segundo la sonrisa se borró de su rostro cuando vio a la mujer del amo, de pie frente a su camastro. Comenzó a hablar antes de que tuviera tiempo a reaccionar.

- Me llamo Livia y soy la esposa de Cneo Cornelio Aculeo, y realmente no se porque te ha comprado. Mi hijo ya es mayor para que confiemos sus deseos como órdenes para las distintas esclavas de esta casa. No se cómo has conseguido que compre un par de vestidos para comenzar tu vida en esta casa. Ten por seguro que te vigilaré de cerca. Ten cuidado con lo que haces pues tu vida, al fin y al cabo, es de nuestra propiedad, y tal como se pierden las cathedra o las sella, también se puede perder tu vida y nadie la echaría en falta.

Tras terminar pasó rodeando a Emilia y antes de cerrar la puerta dijo una última frase.

- Cabe decir que esta conversación no ha pasado nunca. Lo único que conseguirias con contarlo es que me pusieras las cosas más fáciles y acabarías con tu vida antes de lo necesario, y somos expertos en conseguir negocios productivos para la familia.

6 comentarios:

  1. Sabía que tantas cosas buenas no podía ser verdad, siempre está la típica persona que te jode to, y en este caso es Livia.
    Me ha gustado mucho el capítulo cariño!!Tienes que escribir más, aunque ahora...está difícil jejeje.

    Te amooooo!

    ResponderEliminar
  2. Pues yo pensé que quien le hacía la vida imposible sería el hijo no la madre.... yo creía que la madre sería como una segunda madre para ella y le defendería... :$
    agr pero veo que me equivoque muahahah xd

    ResponderEliminar
  3. Madrastra. Eso es. Yo quiero que la trate bien e.e Pobriña u.u´´ Pero mola mucho *_* Jajajaja Quiero más pronto :D

    ResponderEliminar
  4. Me ha gustado mucho, quiero otro como este, necesito saber que pasa

    ResponderEliminar
  5. Ya salió la primera zorra de la historia. Las señoras por lo general son así. Se supone que ellas no tienen que decir nada si el marido compraba o vendía esclavos, era la norma de entonces. Cneo se ha portado demasiado bien con ella creo yo pero puede ser que tenga cierto sentido común y trate bien a sus esclavos que todo podría ser.

    ResponderEliminar
  6. hola!! he leido varios pàrrafos y me ha encantado. Necesito saber si lo escriben seguido o es un libro q existe. En este ùltimo caso cuàl es ese libro? graciasss

    ResponderEliminar

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.

Con la tecnología de Blogger.