Inercia


Inercia, hoy día vivo con la inercia que la rutina me marca. Inercia es lo que siento cada vez que abro los ojos y veo que no apareciste. Esta maldita inercia que no desaparece. Inercia son momentos que pasan por falsa casualidad y que aspiramos a seguir haciéndolos por fin que deseamos tener, aunque sepamos muy en el fondo que nada tiene sentido.

Vivimos en la pura inercia de seguir viviendo, sin alterar nuestros ritmos ni siquiera intentar hacer algo por ello. ¿Tiene todo un sentido en nuestra vida? ¿Es posible cambiar esa inercia que nadie siente? ¿Es posible vivir lejos de ella? Ninguna de estas preguntas tiene una respuesta clara en nuestra mente, por mucho que intentemos responderla. Al menos no ahora, y puede, y sólo puede que cuando estemos en nuestro lecho de muerte, soñando con una vida que jamás tuvimos por el miedo a ser diferentes, pensemos en esas preguntas y les demos respuesta.

Esa misma inercia nos llevará hasta ella, caminando lentamente por el remordimiento y el sueño de haber dicho si y no haber perdido aquella ocasión. No se si todo tiene un sentido en esta vida. No se si es posible cambiar esa inercia, y mucho menos se si es posible vivir lejos de ella, pero por mi mente pasan tantas casualidades, tantos detalles que queremos sentir como diferentes, como señales de un futuro que se rie de nosotros mientras intentamos descifrarlos, tantas cosas que a veces pienso si es posible todo o nada en esta vida.

Personas que creen que su destino está escrito y que nada ni nadie puede cambiarlos. Personas que creen que pueden cambiar su futuro con su actos y sueños. Todo se resume en la misma palabra. Inercia. Inercia por cambiar o por vivir. Todo es la inercia que nos lleva a un sólo camino, la muerte. Y de ella no hay poder que nos pasar por alto sin pagar nuestro peaje hacia el mundo de Caronte.
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