Opinión: Bendita Rutina

Bendita rutina a la que regresamos tras las fiestas navideñas. La solidaridad ha quedado postergada a nuestro subsconciente hasta que volvamos a alguna fiesta cristiana que no sea la Semana Santa donde la opulencia en los pasos, al menos aquí en Andalucía es realmente indignante. Bendita rutina es aquella que nos hace olvidar que los niños siguen teniendo hambre, que los mendigos no tienen para comer, que los parados siguen buscando en cubos de basura porque, ¿quién se acuerda de la sociedad si no estamos sensibles entre polvorones y gambas blancas?

Olvidemos el dar un kilo de ropa, el acercarnos a un comedor social y ayudar a los que lo hacen todo el año, sin distinción de fechas ni motivo económico. Una rutina en la que nos olvidamos en nuestros propios nombres y en las que las noticias obvian todo aquello que pasa cada día por noticias más importantes como dedicarle media hora a que un famoso jugador de fútbol está triste. O paramos el mundo por un caso de corrupción más mientras que aquellos que la sufren siguen sin comida, con frío y sin casa donde cobijarse. 

Bendita rutina que nos hace olvidar que la pobreza infantil en nuestro país ya no solo es una noche al año para adoptar a niños de otros países sino que muchos de nosotros conocemos a alguien que lo pasa realmente mal. Alguien leva a sus hijos al colegio sin desayunar o no tiene para estudiar lo que sueña porque cumplir sueños es algo que, generalmente, supera los mil euros. En unos años pasaremos a ver maratones en países para adoptar a un español hambriento, al mismo que hace años se vanagloriaba por el boom inmobiliario y decía que leer era para gente que se aburre. 

Sigamos viviendo, la sociedad ya no necesita nuestra ayuda porque no es Navidad, ya ningún niño necesita comer, ninguna familia necesita llegar a fin de mes sin pasar hambre y todo el mundo trabaja feliz en este país. Bendita rutina que nos hace olvidar todas las miserias que nos acompañan una mes al año.