Opinión | La condena preventiva
España es un país donde parece deporte nacional hablar, o más bien, criticar a los demás. Lo hacemos sin tapujos de nuestros amigos, familia y personas más cercanas. La cosa se recrudece cuando tocamos lo conocido como "prensa rosa". Estos programas viven de esa afición y dan bombo a todo aquel que tenga algo que decir sobre el famoso de turno, generalmente sin importar demasiado su veracidad. Hace unos días acudimos a un testimonio que ha generado debate en todos los ámbitos de nuestra sociedad. Políticos de todo espectro han salido a apoyar la situación que vive esta persona.
La serie documental de Rocío Carrasco para hablar sobre su vida ha desterramos un tema que parecía olvidado en tiempos de pandemia, la violencia machista. Hemos visto a personas que no hablan sobre estos temas dar su opinión y a una ministra de igualdad aparecer en estos programas para aplaudir el hecho de contar su historia. La sociedad española entra de lleno en estos temas y tenemos a los fervientes seguidores de ambas vertientes condenar a unos y otros como si fueran jueces, explicando y convirtiéndose en expertos en Derecho y Psicología, como ya hicieron cuando apareció la COVID. Somos maestros de todo pero no entendemos de nada y, mientras, vamos dando nuestra palabra como verdad suprema e insultamos y degradamos a quienes no piensan como nosotros.
Antes de la aparición de las redes sociales la condena preventiva se hacía en este tipo de programas donde, sin escuchar ambas partes y sin siquiera intentar contrastar lo que se contaba, se cubrían horas y horas dejando al espectador con pocas opciones de ver una televisión, no ya de calidad, pero sí diferente. Por suerte. hoy día ese debate ha quedado reducido a una cadena privada, dejando goteos en otras que solo suceden durante pocos minutos en comparación con hace unos años. Ahora el cuestión es mucho más cruel porque personas, dentro de su anonimato, atacan y destrozan por redes sociales a quien le lleva la contraria o le hace ver que puede haber otra opción a su forma de pensar.
La condena preventiva nunca se ha ido, siempre ha estado ahí. El acoso escolar es una de las más importantes y por la que decenas de jóvenes se suicidan o lo intentan, ahí juzgamos a quien es diferente o por lo que nos cuenta alguien que le ha contado la amiga de la prima del vecino, y así nos luce el pelo. Lo hemos centrado en la prensa rosa pero otros ámbitos como la política o el fútbol son debates candentes en cada bar o red social. No sería la primera vez que una pelea por tu equipo favorito acaba, o casi, en tragedia. Condenamos y opinamos rápidamente sin saber todas las piezas del puzle. Insultamos desde nuestras cuentas de redes sociales o desde nuestro sofá si no estamos de acuerdo. Hoy en día ser una valiente está mal visto, aunque por suerte aún quedan atisbos de una sociedad que avanza y no está pegada a esas condenas que damos y sentenciamos a quién no quiera escuchar.
Post a Comment