La Princesa De Luz, ¿Un Nuevo Hogar?

El traqueteo del carro contra las piedras la despertó. Se levantó como un resorte y miró a ambos lados, para intentar situarse. Sólo pudo ver altos árboles, frondosos. Sacudió un poco la cabeza, y giró la cabeza para mirar a la parte delantera. Allí estaban las dos personas que la recogieron tras el golpe. No entendía porque le habían pegado en la cabeza, pero decían que le habían ayudado de aquellas dos personas.

La mujer giró la cabeza y vio que la pequeña se había despertado, le preguntó rápidamente.

- ¿ Cómo estás, pequeña?

-  Muy bien, gracias. Aunque me duele un poco la cabeza.

- Lo sentimos, fue por tu bien.- comentó el hombre sin girar la cabeza, y tras darle un azote a los caballos para que fueran más deprisa.

- Si fue por mi bien...

Pero la mujer había girado ya la cabeza y miraba al frente. No entendía como podía dejarla con la palabra en la boca, mostraba muy poca educación, pero segundos después lo entendió. Alzó la cabeza y vio un amplio castillo. El mismo contaba con dos torres a cada esquina de piedra caliza. El muro principal se alzaba unos quince metros de altura, haciéndolo aún más impresionante. La puerta de madera e hierro se alzaba en el centro, mientras que varios centinelas vigilaban apostados en lo alto del muro.

El carruaje se fue acercando hacia la puerta mientras dos soldados muy bien armados, se interpusieron en su camino, esperando respuesta.

- ¿Qué venís a hacer en este pueblo?

- Somos gente de comercio, venimos a vender nuestros productos.

- Debéis enseñarme el papel de comerciante.

- Tome usted.

El soldado comenzó a leer el documento y tras ojearlo rápidamente ojeó la firma, segundos después se lo devolvió con formalidad.

- ¿Y esa pequeña que lleváis detrás?- comentó señalando a la pequeña que observaba todo con mucha atención. Esta vez respondió la mujer.

- Es nuestra hija pequeña, actúa de nuestra ayudante.

Aquel hombre asintió unos segundos, y tras ésto, hizo un ademán anunciando a sus compañeros que debían dejarles pasar. El hombre azotó levemente al caballo y comenzó a trotar tranquilamente hacia la puerta.

- Buen día caballeros.

- Buen día familia, que os sea un día propicio para vuestras ventas.

La pequeña se despidió con la mano de los dos soldados, acompañada de una amplia sonrisa, a lo que los soldados solo pudieron responder con otra sonrisa.Entraron en el empedrado del castillo. Dos filas de casas de madera y paja se alzaban a ambos lados, dejando una calle ancha central que iba directamente al castillo principal. El hombre anduvo varios metros, y luego se metieron en una caballeriza pública para los mercaderes y demás viajeros. La pequeña presentía que aquello sería grande, y tenía mucha prisa en averiguarlo.

6 comentarios:

  1. Bien, es evidente que necesitan una coartada, ya veremos cómo evoluciona el asunto.

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  2. Mmmmm, que intriga, no???? hmmmm!!!! a ver que pasa!!! Espero poder seguir leyendo esta historia que está genial y a ver si la chica esta averigua eso que tanta prisa le corre. Muy bien jesusito. Un besazo!!!

    P.D.: Te quejarás de grande el comentario eh?? jiji. Muaks guapo!!

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  3. Está genial! :D

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  4. me, encanta a ver si escribes mas pronto que esta muy interesante

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  5. Me encanta! :D
    Me he quedado con la intriga u.U Ahora quiero más! xD
    Genial! Sigue así <3

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