La Princesa De Luz, Su Centinela De Guardia
Tenía muchas ganas de ver toda aquella ciudad. Se lo comunicó a sus nuevos amigos, y tras alguna recomendación, se lanzó a pasear por aquellas calles de piedra. Fue observando como se podía diferenciar a varias personas según sus vestimentas. Vio a varias personas con vestidos blancos y camisas marrones un poco ajadas. Se pudo dar cuenta que pertenecían a un grupo de señoras de vida alegre, ya que varios hombres bien vestidos intentaban cortejarlas con varias monedas.
Giró la cabeza y pudo atisbar a varias señoras, éstas en cambio, iban con varias joyas, vestidos con puntos brillantes, pensó que eran joyas muy caras. A su lado iban varios ayudantes vestidos casi de bufones, y con colores llamativos. Algunos portaban cestos cargados de fruta y telas. Decidió que ese grupo de personas no le aportarían nada, así que, quiso meterse por alguna callejuela. Se puso a mirar las casas, y casi todas estaban con grietas, y puertas rotas. Entendió que se estaba metiendo en lugar pobre y, probablemente peligroso. Comenzó a andar deprisa para intentar salir de aquel barrio. Cuando al fin pudo ver el final de la calle se topó con un alto muro de piedra caliza. Alzó la mirada y pudo ver que arriba del todo, habían varios hombres oteando el horizonte. Uno de ellos escuchó un poco de ruido en la parte inferior y miró. Tras verla durante unos segundos, habló.
- ¿Eres mendiga pequeña?- comentó con cierta fuerza.
- No, tengo a mis padres montando el puesto.- soltó sin pensar, mis padres...sería una buena excusa pensó, al menos por el momento.
- Pues vete con ellos, este barrio es muy peligroso para una pequeña sola...
Segundos después un hombre se acercó por detrás, y anunciando al guardia que era su pequeña, la agarró fuertemente del brazo hacia él. La pequeña comenzó a forcejear fuertemente y el centinela se puso en tensión. Aquel hombre se dio cuenta y habló.
- Estas niñas sólo saben pasear y no avisan a sus padres, vamos para casa, que tienes que atender la panadería.- y con una sonrisa tiró del brazo de la pequeña.
La niña comenzó a tener pánico. Aquel hombre la quería para algo, y seguramente no sería nada bueno. La presión de la mano contra su brazo iba calando, y sintió como los dedos comenzaban a atisbar el hueso, pero segundos después aquella presión cedió por completo. Quiso echar a correr, pero lo pensó dos veces, porque si lo hacía aquel hombre podía ir detrás de ella. Aquel hombre cayó al suelo como un peso muerto. Ella se quedó quieta y tras pasar unos segundos, miró hacia el cuerpo y vio como una flecha negra atravesaba la espalda y el pecho de aquel hombre.
Pequeñas lágrimas comenzaron a surcar sus mejillas, mientras veía a aquel hombre tirado sobre la arena. Segundos después una mano se posó en su hombro derecho. Quiso gritar, quiso echar a correr, pero aquella mano no era como la anterior, le transmitía calma, serenidad, le transmitía paz. Se giró para ver quien era pero no vio a nadie, salvo a aquel hombre en aquel alto muro, saludándola con una sonrisa. Se acercó lo más cerca del muro que pudo, y le preguntó algo que no entendía.
- Perdona, ¿has visto si alguien ha posado su mano en mi hombro?- preguntó extrañada.
- No pequeña, no tenías nadie al lado después de que ese enfermo cayera.- respondió contrariado.
- Gracias por la respuesta...y por acabar con ese hombre.
- Un placer señorita, ahora acuda con sus padres, porque por aquí hay muchos iguales, vuelve cuando quieras, y te enseño las vistas desde aquí arriba- comentó despidiéndose con una sonrisa.
- Encantada estaré, espero estar aquí unos días más.
Tras girar sobre sus talones, comenzó a andar pensando en quien le había puesto la mano en el hombro. Nunca supo como, pero llegó a la calle central en un momento, topándose de frente con el puesto de sus nuevos amigos, que la miraban con extrañeza. Ella no entendía aquella mirada, pero pronto resolvieron sus dudas.
- ¿Dónde estabas, pequeña? Estábamos preocupados por ti.
- No os preocupéis, sé cuidar de mi misma...y si no lo hace un centinela.
- ¿Cómo?, ¿Qué has dicho?
- Un hombre me ha intentado llevar con él, pero un guardia me ha librado de ello.- terminó con una amplia sonrisa.
- Ah...pues muy bien, para eso están.- comentó la mujer.- Ahora ponte aquí a ayudarnos, que tenemos que vender casi la mitad para poder pagarnos una posada, para mañana seguir con nuestro viaje...
- ¿A dónde?- preguntó con nervios.
- A recorrer el mundo pequeña, a recorrer el mundo...
Aquella afirmación recorrió por todo su cuerpo haciendo que la hiciera temblar. Iba a ver todo el mundo, pero había algo que no la dejaba disfrutar totalmente de aquella respuesta...¿Quién le había puesto la mano en el hombro?
Muy buen capítulo colega, la llegada de esa especie de guardián ha sido muy providencial, supongo que él habrá echo que dispararan la flecha contra ese desgraciado abusador, secuestrador o lo que fuera.
ResponderEliminarme encanto me encanto ME ENCANTO!!! Por favor sube pronto el siguiente que quiero saber que pasaaa despues de estooo no me puedes dejar asi ¬¬ asik lo espero pronto eh??
ResponderEliminarEl texto atrae desde el principio, ha sido empezar a leerlo y no poder parar! Me ha encantado :)
ResponderEliminarme encanta todo y cada vez te superas :) me encanta ya lo sabes e? Espero el siguiente pronto ;)
ResponderEliminarBesos
Destinyadministration
Quien osa tocarla??? xD quiero mas, esta genial, enserio!!!! Un besito enorme jesusito!!! lo haces muy bien :)
ResponderEliminar