Voces Muertas, Se Acerca La Madrugada
Jose no sabía que decir ante aquella media confesión de su mujer. No entendía a que se refería, pero sabía que quedaba poco de aquella noche, pues se acerca la madrugada, y con ello un nuevo día. Miriam hizo que se sentara en el sofá, y tras ello se situó a la izquierda de Arabia, o en otras palabras, Roberto.
- Bueno, parejita, comencemos esta noche de confesión, que tengo interés en demasía en saber toda la verdad.
- Voy Roberto, comenzaré a contar la verdad de lo que pasó aquel día. Sabrás que aquel día estábamos casi todos en el campo, y nos fuimos a pasear junto con Jose,- señaló a su marido, con una mirada de cariño y alivio- y paseamos por aquel barranco durante más de media hora. Al final nos acercamos a aquel precipicio, donde recordarás que jugábamos de pequeños, y te acercaste para mirar bien las vistas....
- Sí, me acuerdo, básicamente porque fue allí donde fallecí...¿verdad, asesino?
- Si, allí te resbalaste por el terreno...
- No Jose, no fue por el terreno. Digamos la verdad de una vez por todas.
Jose se quedó mirando a su mujer realmente extrañado. No sabía realmente por donde quería ir su mujer, pero siguió esperando a que su mujer siguiera hablando, pero esta vez fue Roberto quien habló.
- Estamos dando demasiados rodeos, y tenéis que recordar que la vida de Arabia está en juego, y veo que no os dais cuenta.
- De acuerdo hermanito, sigamos con la historia de tu muerte.Al acercarte más al precipicio, Jose me miró y le noté una mirada un tanto extraña. No eché demasiada cuenta, pero segundos después vi como caías por aquel barranco. Me quedé paralizada al ver como caías Roberto, no pudimos hacer nada...- en ese momento, decenas de lágrimas comenzaron a surcar las mejillas de Miriam.
- ¿A que se debía esa miradita extraña, cuñadito?
- No recuerdo ninguna mirada, sólo recuerdo como caías al vacío.
- Que casualidad Jose, recuerdo muy bien aquel momento, y me miraste cariño, y no se muy bien todavía, pero había algo raro en aquella mirada...- continuo gimiendo.
- Pues yo no recuerdo nada, sinceramente.- comentó frunciendo el ceño.
- ¡¡Basta ya!!
Arabia comenzó a gritar, y sus padres sólo pudieron asistir a aquel espectáculo. Los fémures comenzaron a astillarse. El grito de la pequeña fue terrorífico cuando los huesos comenzaron a rajar la piel de la niña. La sangre comenzó a brotar con mucha fuerza. Miriam comenzó a llorar al ver a Arabia llorando, y segundos después cayó al suelo del dolor, y no lo pudo soportar más.
- Roberto, ¡te he dicho la verdad! Deja de hacerle tanto daño a tu sobrina, ya lo sabes todo.
- Me da que no hermanita, me estás mintiendo de forma descarada, porque aunque no lo sepas se más que tú, y no me gusta nada, y claro, alguien tiene que pagarlo, aunque no sea la personita más indicada...
- ¡Mi hija no tiene culpa de que fuera un asesinato premeditado!
Miriam se quedó paralizada. No esperaba que su marido dijera eso. ¿ A qué venía todo? No sabía que Jose tuviera algo que decir en todo aquello, pero había algo que se le escapaba a Miriam, y estaba segura que su marido lo sabía, así que tuvo que callarse y esperar a que comenzara a hablar.
- Cuñadito, puede que esto que te voy a contar no te guste demasiado, pero esta vez será contada toda la verdad.
- Estoy acostumbrado a las historias de miedo..- comentó con una carcajada.
- Permíteme dudarlo, no estás preparado para lo que te voy a contar, y comenzaré ya, porque se acerca la madrugada...
- Bueno, parejita, comencemos esta noche de confesión, que tengo interés en demasía en saber toda la verdad.
- Voy Roberto, comenzaré a contar la verdad de lo que pasó aquel día. Sabrás que aquel día estábamos casi todos en el campo, y nos fuimos a pasear junto con Jose,- señaló a su marido, con una mirada de cariño y alivio- y paseamos por aquel barranco durante más de media hora. Al final nos acercamos a aquel precipicio, donde recordarás que jugábamos de pequeños, y te acercaste para mirar bien las vistas....
- Sí, me acuerdo, básicamente porque fue allí donde fallecí...¿verdad, asesino?
- Si, allí te resbalaste por el terreno...
- No Jose, no fue por el terreno. Digamos la verdad de una vez por todas.
Jose se quedó mirando a su mujer realmente extrañado. No sabía realmente por donde quería ir su mujer, pero siguió esperando a que su mujer siguiera hablando, pero esta vez fue Roberto quien habló.
- Estamos dando demasiados rodeos, y tenéis que recordar que la vida de Arabia está en juego, y veo que no os dais cuenta.
- De acuerdo hermanito, sigamos con la historia de tu muerte.Al acercarte más al precipicio, Jose me miró y le noté una mirada un tanto extraña. No eché demasiada cuenta, pero segundos después vi como caías por aquel barranco. Me quedé paralizada al ver como caías Roberto, no pudimos hacer nada...- en ese momento, decenas de lágrimas comenzaron a surcar las mejillas de Miriam.
- ¿A que se debía esa miradita extraña, cuñadito?
- No recuerdo ninguna mirada, sólo recuerdo como caías al vacío.
- Que casualidad Jose, recuerdo muy bien aquel momento, y me miraste cariño, y no se muy bien todavía, pero había algo raro en aquella mirada...- continuo gimiendo.
- Pues yo no recuerdo nada, sinceramente.- comentó frunciendo el ceño.
- ¡¡Basta ya!!
Arabia comenzó a gritar, y sus padres sólo pudieron asistir a aquel espectáculo. Los fémures comenzaron a astillarse. El grito de la pequeña fue terrorífico cuando los huesos comenzaron a rajar la piel de la niña. La sangre comenzó a brotar con mucha fuerza. Miriam comenzó a llorar al ver a Arabia llorando, y segundos después cayó al suelo del dolor, y no lo pudo soportar más.
- Roberto, ¡te he dicho la verdad! Deja de hacerle tanto daño a tu sobrina, ya lo sabes todo.
- Me da que no hermanita, me estás mintiendo de forma descarada, porque aunque no lo sepas se más que tú, y no me gusta nada, y claro, alguien tiene que pagarlo, aunque no sea la personita más indicada...
- ¡Mi hija no tiene culpa de que fuera un asesinato premeditado!
Miriam se quedó paralizada. No esperaba que su marido dijera eso. ¿ A qué venía todo? No sabía que Jose tuviera algo que decir en todo aquello, pero había algo que se le escapaba a Miriam, y estaba segura que su marido lo sabía, así que tuvo que callarse y esperar a que comenzara a hablar.
- Cuñadito, puede que esto que te voy a contar no te guste demasiado, pero esta vez será contada toda la verdad.
- Estoy acostumbrado a las historias de miedo..- comentó con una carcajada.
- Permíteme dudarlo, no estás preparado para lo que te voy a contar, y comenzaré ya, porque se acerca la madrugada...
Buaaf qué interesante, me encanta !!!! :D
ResponderEliminarMuy, muy interesante, tengo muchas ganas de ver el final. Contando los días estoy.
ResponderEliminarno me puedes dejar asi que malo eres ¬¬ deseando estoy de que llegue el 1 de noviembre para leer el final :) super interesante ha estado jejeje
ResponderEliminara esperar a la proxima parte de esta historia =$ , me encanta ejje =)
ResponderEliminarEh como engancha jaja, avisame cuando publiques la siguiente sin falta:) un beso!
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