La Princesa De Luz, El Bosque Parte I
Isabel se tuvo que limpiar un par de lágrimas que comenzaban a emerger. Le había emocionado un poco aquella carta de su salvador. Elisea y Guillermo todavía estaban impresionados. Ella, no tardó en preguntar.
- ¿Qué es, pequeña?
- Es una carta de mi salvador,Elisea.
- ¿Salvador?
- Si, el hombre que me salvó de aquel hombre.
- Cuéntanos, Isabel.- concluyó Elisea.
Isabel procedió a contarle la pequeña avenutra en uno de los muros de vigilancia de la ciudad. La mujer quedó impresionada ante el final.La pequeña se sintió algo aliviada al contarle aquella pequeña historia. Guillermo se giró y tras azuzar un poco a los caballos, siguieron el camino, pero Elisea la miraba con curiosidad.
- ¿Quién fue el que te puso la mano en el hombro?
- No lo se Elisea.
- ¿Alguien tuvo que ser no?- respondió algo enfadada.
- No vi a nadie...
Elisea se giró bruscamente y tras mirar a Guillermo lentamente, apoyó la cabeza sobre la mano izquierda y el silencio se apoderó del carruaje durante un largo tiempo. Isabel no entendía porque Elisea se había enfadado. No era algo importante, pero supongo que le tenía que haber avisado, pensó la pequeña. Intentó quitarse de la cabeza aquel momento tenso y, tras guardar la carta en uno de sus bolsillos, se fijó en la maleza de aquellos caminos. Pronto comenzaron a entrar en lo que parecía un gran y espeso bosque. Los árboles se alzaban majestuosos, mientras miles de ramas, navegaban al fuerte viento que hacía. No se escuchaba pajarillo alguno, y parecía que los animales estaban escondidos. Aquello no le gustó nada a Isabel.
- ¿Dónde están los animales, Guillermo?
- Estarán cazando o dormidos, intenta buscar pájaros.- comentó sin girar la cabeza.
Isabel notó en ese momento que Guillermo también estaba enfadado con ella.Pero...¿Por qué? No había hecho nada malo, y además aquel hombre la había salvado. Decidió preguntar, pero algo entre la maleza del bosque comenzó a agitarse. Decidió que era el viento que hacía aquellos surcos en las hojas, pero segundos después una flecha clavó su punta de hierro en una de las patas del primer caballo, haciando que relinchara y cayeran al suelo.
Varios hombres emergieron de entre las malezas, y en menos de un minuto, estaban los tres rodeados, mientras éstos alzaban espadas, mientras el del arco, miraba con los ojos brillantes a la pequeña Isabel.
Isabel notó en ese momento que Guillermo también estaba enfadado con ella.Pero...¿Por qué? No había hecho nada malo, y además aquel hombre la había salvado. Decidió preguntar, pero algo entre la maleza del bosque comenzó a agitarse. Decidió que era el viento que hacía aquellos surcos en las hojas, pero segundos después una flecha clavó su punta de hierro en una de las patas del primer caballo, haciando que relinchara y cayeran al suelo.
Varios hombres emergieron de entre las malezas, y en menos de un minuto, estaban los tres rodeados, mientras éstos alzaban espadas, mientras el del arco, miraba con los ojos brillantes a la pequeña Isabel.
Proscritos. Siempre tienen que andar liándola de alguna manera. Guillermo y Elisea están enfadados porque alguien a quién no conocen ha estado cerca de la niña, no saben si es amigo o enemigo. Está claro.
ResponderEliminarOlaaa, aqui tienes mi comentario, como siempre estupendo sigue asi, que mas decirte, que eres too simpatico y que me encanta tu blog ^^
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