Frío
Salgo a la calle, miro al cielo y veo caer los sueños que dejé atrás. Quizás si hubiera sido valiente quizás hubiera conseguido más de lo que tengo, o quizás menos. El frío cala mis huesos y mis ideas. Necesito calentar mi sangre para poder seguir caminando. Me siento al fuego que me prestas y te miro, relajada, solapada en mis caricias. En mis recuerdos. En mi propia muerte que será celebrada por aquel que siempre tuvo envidia de lo poco que tuve.
Hay calor por el que pagas para calentar tu sangre, hay calor que ofrecen gratis pero que deshechas por simple hecho de venir de lejos, de otro país o de otra vida que no conoces. Nos acercamos a aquellos que conocemos, aunque sepamos de buena tinta que nos clavarán un puñal. Un puñal que emanará sangre codiciada por sus propias ambiciones. El frío antoja al valiente a salir a la calle y al cobarde a esconderse en su burda manta.
¿Qué quieres ser? ¿Frío, calor, muerte, sangre, vida?
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