Reflexión | En el punto de partida


Volvemos a estar en el punto de partida. Todo vuelve a dar comienzo y esta ruleta rusa sigue sin descanso. Girando sin descanso ante el impasible paso del tiempo que nos recuerda que nos hacemos viejos, sin posibilidad de retornar a aquellos maravillosos años en los que nos creíamos inmortales. 

Inmortal es aquel que no sabe reiniciar su mundo cada cierto tiempo. Aquel al que no le importa lo que pase a su alrededor, pues vivirá más feliz sin conocer a nadie ni sufrir por los demás. Yo, un año más, reinicio y me encuentro de nuevo en el punto de partida. He fijado las bases de lo que va a ser mi año, de lo que quiero conmigo y de lo que dejo fuera, del lastre innecesario. He elegido bien, lo sé. Es un año de grandes decisiones que me llevarán a seguir mejorando, o a caerme ante tus puertas de nuevo. 

En el punto de partida es fácil mirar hacia delante, mirar hacia un futuro tan incierto como saber si llegarás vivo esta noche a casa. Ya fracasé en mis dos propósitos de principios de año, aunque ambos con motivos de tanto peso que es irrelevante lo que prometí. No me he fallado a mi mismo, no creas, me he convencido del camino a seguir aunque guste o disguste. A fin de cuentas, soy yo el que tiene que llevar las riendas de mi vida y no dedicarme a nada ni nadie más que no lo valore. 

Volvemos a estar en el punto de partida y he fijado mis bases. Fuertes pilares que no me harán moverme de mi decisión aunque a veces flaquee, porque no soy inmortal ante los sentimientos de los demás. Todo y nada cambia en estos nuevos días. Se trata de evolucionar, de elegir bien el camino a seguir. Por fin lo he decidido, por fin lo estoy siguiendo y sé que, paso a paso, llegaré hasta donde quiero estar. Y eso es algo que os contaré una vez llegue a la recta final. 
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