El arte de la locura

En esta sociedad que poco a poco se deshace entre nuestros dedos, la locura es algo que, a la vista de la amplía mayoría, es una enfermedad y, como tal, hay que curar a esos pacientes de una locura que nunca sabrás si quieren estar así o no. Más allá del concepto médico te invito a pensar, y piensa con locura, pues la salud de nuestro cerebro a veces necesita ese trazo de locura que nos empeñamos en esconder. ¿Por qué estar loco en este mundo y no cuerdo?

La locura que muchos sentimos por esta vida y por los pequeños detalles de la misma es algo que nos hace ser felices a nuestra manera y cuidar de aquello que los demás no os paráis a pensar. ¿Cuántos de los que leen estas líneas se ha parado a pensar en la belleza de una playa en invierno, o de un simple amanecer rodeado de árboles centenarios? Apuesto que pocos, y acertaré básicamente por un simple motivo. El ego por uno mismo. Todos vivís demasiado deprisa. ¿A quién le importa el vaivén de las olas? Nunca te paraste a pensar quien disfrutó antes de esa misma ola, puede que al otro lado del mundo, tu estás parado con la cabeza clavada en el móvil de última generación y te pierdes el mundo, un mundo demasiado perfecto para ciertas miradas desdeñosas.

Paseamos por los monumentos históricos con el único motivo de llenar nuestras redes sociales para enseñar al mundo que hemos estado ahí y somos felices, pero qué te importa la historia de ese monumento o la razón por la que se erigió ahí y cuantas personas murieron porque tu estés saturando tu vida social. Párate a pensar en las ruinas de grandes civilizaciones y siente como en la tierra todavía se puede sentir ese poder de millones de personas que han paseado por esa misma tierra o calzada hace dos mil años. Cierra los ojos e imagina no solo las ruinas sino la ciudad en todo su esplendor. Grandes civilizaciones, Grecia, Egipto, Roma, la Dacia... millones de personas que han luchado por sus ideales o por la ambición de un emperador o rey que quiso dejar huella...

Nunca has sentido esa locura, ese arte, porque, seguramente, para ti sea más importante enseñar al mundo cada instante de tu vida que intentar descubrir que ha pasado en el mundo para que tu estés hoy aquí, rodeado de millones de recuerdos e historias épicas que jamás conocerás.