En un patio cualquiera


Las risas nunca fueron conmigo, ni los bailes, ni los juegos. Me gustaba observar a quiƩn me observaba, pensando lo que intentaba pensar de mi o del mundo. Nunca necesitƩ demasiado para adentrarme en el mundo donde querƭa estar, el del silencio y, aunque en aquella edad odiaba la literatura, me enfrentaba al silencio y a aquello que me quemaba de otra forma. Formas que fueron saliendo a travƩs de la pintura, del propio silencio y de la rebeldƭa. Quisiera mirar como me miran, quisiera soƱar como sueƱan.

El idilio entre perfecciĆ³n y niƱez, hace tiempo que esa burbuja explotĆ³.

En el patio acabo mirando alrededor, todos juegan, rĆ­en, todos saben esconderse tras lo que hablan, intentan disfrutar de la media hora de diversiĆ³n, o al menos asĆ­ lo llamaban. Nunca estuve solo, siempre tuve amigos de sobra, nunca me vi solo en esa media hora, al revĆ©s. Al menos eso parecĆ­a desde fuera, el otro cuento era algo que solo conozco yo y aquellas horas en mi cuarto imaginando algo que no tenĆ­a y que, aĆŗn hoy, no sĆ© a que me referĆ­a.

QuizĆ”s necesitaba escribir y soltar lastre, ese que vivĆ­a conmigo. QuizĆ”s sea un sueƱo fugaz que no cumplĆ­, un amor infantil que jamĆ”s tuve el poder de lanzarme, quizĆ”s no era nada.  En el patio acababa sonriendo por inercia, jugando, riĆ©ndome, pero ya ibas viendo lo que iba a ir siendo los prĆ³ximos aƱos. Ya se iba viendo personalidad y yo iba mirando, cual espectador de una serie B el futuro y, al fin y al cabo, me hubiera gustado quedarme en aquel patio y no haber crecido. 
Con la tecnologĆ­a de Blogger.