Reflexión | La locura de los dioses


A veces la jugada no nos sale bien, erramos el tiro. Negamos el poder de decidir por adjudicárselo a seres superiores que guían nuestro camino. Por el simple hecho de equivocarnos y caernos nos volvemos a levantar. No tenemos elección. Cuando todo sale bien, es gracias a los dioses que han cuidado de nosotros y guiado en nuestro paso por la tierra. Nos quitamos el mérito de los éxitos y nos achacamos los errores. 

No sabemos valorar lo que conseguimos cada día. Estamos encorsetados por unos miedos que no nos dejan seguir y expandir nuestros pensamientos o ideas. Los dioses cuidan de nosotros. Cuidemos nosotros de ellos. El problema llega cuando los hacemos más importantes que a nosotros mismos. Nos dejamos llevar por las cadencias de nuestros propios pasos, ignorando que la vida pasa y el miedo no se nos quita. Lo mantenemos fuerte, apegado a nuestras creencias como el salitre al viejo marinero. 

Dios verdadero, dios pagano. Dios de los árabes, de los cristianos o del que no cree. Todos son los mismos pero con diferentes nombres. Aún así nos caemos rendidos ante su pleitesía por el mismo hecho que nos destrozamos si nos caemos. Hay que romper ciertas cadenas para seguir explorando caminos a los que no nos atrevemos a entrar por el simple hecho de tener miedo. 

El miedo no debe parar nuestros sueños, debe estimularlos. No dejes que la locura de los dioses rompa tus propios esquemas para esta vida, para eso ya está la sociedad que nos rodea. 
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